MARCIANO

Hay días y días y hoy es un día raro y extraño, es un día de espesura y de pequeños claros. Bueno esto es más dentro mi cerebro y supongo que el secreto de todo estará, en mi cansancio físico y mental. La verdad es que hoy le pondría punto final a todo y cerrado por reformas y hasta nueva orden o por defunción del propietario y el funeral será a las 10 de la mañana en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores. Y así entrar por fin, en el largo letargo invernal.

A lo mejor lo que yo necesito es mudar de piel como hacen las serpientes y de paso de cuerpo y de mente. Un tres en uno, cambio a Bruno entero por un extraterrestre de verdad. Que hay muchos pululando por ahí, que son extraterrestres de camelo y tiene ojos y dos patas, pero no tienen cerebro. En realidad son extraterrestres porque viven fuera del espacio terrenal, su mente está en otro sitio fuera de aquí, pero su cuerpo es una puta carcasa muy real.

Yo quiero cambiarme por uno de Marte y así hacerme marciano. No murciano, sino marciano de Marte. Y claro y ya puestos, pues vivir en Marte y tener mi parcelita llena de pedruscos y mi huerta de tomates marcianos y un perrito que ladra y muerde y por eso de tener protegida mi propiedad. Mujer e hijos, claro o no tan claro, pero si quiero vender bien el producto, tengo que fundar mi propio seno familiar. Y nada a las 6 de la mañana ir a la fábrica también de mi propiedad y... y no sé, ver la Tierra desde la perspectiva que debe dar, el espacio interestelar.

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JULIO CORTÁZAR