LA INTUICIÓN

Nunca se sabe por donde va a saltar la liebre, puede que ahora o quizá sea mañana o pasado o para el año que viene, pero eso sí, saltará seguro si tú te lo propones. Porque a lo mejor a  mi me falta esa capacidad de poder ver detrás de las cosas y puedo intuirlas, pero nunca a ciencia cierta. Puedo intuir la maldad de ciertas personas, pero también tengo que decir que a veces me equivoco y por tanto, que meto las pata y hasta las trancas. Ahora hay que reconocer también, que la mayoría de veces acierto y hago pleno.

Porque la intuición de 10 veces se equivoca una y no más, porque la intuición es subjetiva pero que se moldea con el paso del tiempo y por tanto tiene su propia experiencia y une cabos y une gestos, palabras y hasta formas de mirar y de ese enjambre, saca sus propias conclusiones. Y a veces tiene que luchar contra los imponderables y esa persona te cae bien en principio, pero hay algo que la intuición te dice, que no te fíes del todo.

Y esa lucha es titánica, me cae bien pero no me fío del todo y acudes a lo típico, a lo mejor son mis prejuicios los que no me dejan ver el bosque. Y ya dije que una de cada 10  es así, que son tus propios prejuicios, pero en las otras 9, aciertas la quiniela y gracias a la intuición. O sea que hay que estar agradecidos a ser seres intuitivos y aunque no comprendamos del todo el terreno intuitivo, en general hay que dejarse llevar por ella. Vamos igual que cuando una tía te lleva a la cama, que vas como un perrito que apenas ladra y que nunca a mordido a nadie o sea que vas como un perrito faldero, pues lo mismo pasa con la Intuición.

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JULIO CORTÁZAR