AVISOS A DOMICILIO

Cuando yo trabajaba en la Medicina Primaria lo que más odiaba eran las visitas a domilicio fantasmagóricas. Vamos, los que iban de puto pufo y al llegar al susodicho domicilio, el tío estaba más fresco que una rosa recién cogida, pues realmente lo que necesitaba era que le hicieras una receta médica y que con esa dejadilla tan socorrido: "de que todos pagamos la Sanidad" el tío problema se quedaba tan tranquilo. En el mundo siempre hubo listillos, es más el mundo está lleno de ellos, pero claro, uno no es tonto de capirote y cuando el paisa se ponía así de borde, no sé el porqué, pero siempre se me había olvidado en la consulta el talonario de las recetas. Por tanto al menda lerenda le tocaba levantar el culo del asiento y desplazarse hasta el Centro de Salud si quería las recetas susodichas.

¡Joder!, que para ser espabilados estamos todos y yo soy el primero de la lista. Después había el del aviso a domicilio crónico o sea el menda avisaba pero iba cambiando de enfermedad y un día le dolía la garganta y otro día, los cojones, que ya de principio los tenía bastante grandes e hipertróficos. Estos eran de los que no les importaba que llevaras el talonario de recetas, pues ellos ya tenían un amplio arsenal de medicamentos en casa y doctor ¿necesito un antibiótico?, pues yo tengo éste y aquél, que me servieron para aquella infección de muelas que tuve hace un año. Pues no señor en éste caso no le vale ninguno de los dos, porque el bicho que tiene ya es multiresistente y tendrá que ir a mi consulta para que le recete el antibiótico más adecuado.

Por último había los listillos que te daban un aviso para casi su difunta Madre, cuando realmente su Madre le importaba un carajo y una vez que ya estabas allí, venía el listillo diciendo: y doctor ya que está aquí, a mi me duele éste grano en el culo y ¿qué podía tomar?. Pues de momento nada, habrá que hacerle una analítica previa y una amplia radiografía de su grano en el culo y un cultivo del bicho una rica mayonesa con su pus y así será fielmente testado el bicho culpable. Vamos que a la mañana del día siguiente le tocaba levantar su culo lirondo e ir al Centro de Saludy a chupar
las colas que todo el mundo sufría.

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