Yo lo intento, pero me pasa que hay días en que no aprendo nada nuevo, algo que ya no sepamos, algo que ya no se dijerá previamente en las antípodas de los tiempos y entonces pienso, en que a lo mejor a mi me pasa lo mismo y que por mucho que lo intente, yo no digo nada nuevo y entonces se me caen los cojones al suelo y mi moral se hace polvo de ángel. De todas formas no es mi misión decir algo nuevo, mi misión es decir las cosas desde sus distintos ángulos y que cada uno valore que ángulo le va mejor y por otro lado, yo escribo en gran parte para mi mismo y para enriquecer mis sentidos. Y con eso no quiero decir que no me importa lo que opinen los demás y dios me librara de semejante disparate, pues yo dependo como todos, dependo de la gente en general y de la más cercana, ya no digamos.
Y todos los días y a todas horas veo mi índice de audiencias esteleras y no tan estelares y en función de eso, sé si más o menos he acertado o he metido la pata y hasta las trancas. Y como dicen los famosos que necesitan más número de adeptos drogadictos a su YO desmedido, yo me debo a mi público y mi público es muy pocos en comparación con los que tienen millones de seguidores, pero ante todo, son los suficientes, pues poco a poco mis páginas visitadas y porque me lo dice el santo GOOGLE, se van acercando a las 400.000 y eso me llena de orgullo patrio, pues si 400.000 veces me han leído será por algo y además, teniendo en cuenta que no me he rebajado, es decir, que mi estilo y mi contenido van de lo que van y no van precisamente de efecto de enardecidas masas.
Visto en su globalidad y desde el planeta Marte, la cosa no va tan mal y mi asunto se pùede calificar con un Aprobado y he pasado la prueba selectiva, he sobrepasado todas mis esperanzas, he puesto una picota en el culo del mundo y ahora, empiezo a disfrutar del paisaje. Yo cuando empecé a escribir pensaba: si llego a las 100.000 vistas ya me puedo dar con un canto en los dientes y ahora con 400.000 visitas, no sé si empezar a construirme un castillo de oro y plata y con la inscripción en su puerta: "aquí vive un invencible".
Y todos los días y a todas horas veo mi índice de audiencias esteleras y no tan estelares y en función de eso, sé si más o menos he acertado o he metido la pata y hasta las trancas. Y como dicen los famosos que necesitan más número de adeptos drogadictos a su YO desmedido, yo me debo a mi público y mi público es muy pocos en comparación con los que tienen millones de seguidores, pero ante todo, son los suficientes, pues poco a poco mis páginas visitadas y porque me lo dice el santo GOOGLE, se van acercando a las 400.000 y eso me llena de orgullo patrio, pues si 400.000 veces me han leído será por algo y además, teniendo en cuenta que no me he rebajado, es decir, que mi estilo y mi contenido van de lo que van y no van precisamente de efecto de enardecidas masas.
Visto en su globalidad y desde el planeta Marte, la cosa no va tan mal y mi asunto se pùede calificar con un Aprobado y he pasado la prueba selectiva, he sobrepasado todas mis esperanzas, he puesto una picota en el culo del mundo y ahora, empiezo a disfrutar del paisaje. Yo cuando empecé a escribir pensaba: si llego a las 100.000 vistas ya me puedo dar con un canto en los dientes y ahora con 400.000 visitas, no sé si empezar a construirme un castillo de oro y plata y con la inscripción en su puerta: "aquí vive un invencible".
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