Yo, si funciono a altibajos y lo reconozco, pero eso sí, manteniendo mi línea basal en alto. Es decir, soy de tono vital alto y mis bajadas no son espectaculares, pero mi punto de sensibilidad es muy sensible y se dispara a la mínima bajada y a veces, me meto en líos que no me merezco, pues tiendo a exagerar los malos momentos. Y no llego a grado de llorón declarado y porque mi fuente de lágrimas se secó hace mucho tiempo. Tampoco llego a perro lastimero que sólo aulla cuando me dejan mis amos. Y esto que acabo de decir, tiene mucha guasa y porque acabo de ver un video en donde el perro queda solito en la casa de sus amos y porque se van y se tienen que ir a currar y van y filman la soledad del pobre perrito. Pues hay perros que se ponen a aullar como perros que son y eso hace saltar las lágrimas de sus dueños.
Y la verdad, no sé si realmente somos gilipollas o nos lo hacemos parecer. Porque vamos a ver, si tú tienes un perrito en tú casa y lo acostumbras a ser un perrito faldero, pues el perrito o perraco, cuando tú te vayas de casa te echará de menos y punto y pelota. Y esto es pura lógica freudiana y hasta si me apuras, viene escrito en la Biblia. Pues nada, que la gente no sabe por lo que llorar y se enternecen con historias patateras de su perrito o como decía antes, de su perraco y porque los hay más listos que el hambre y porque ellos y hacen muy bien, también saben buscarse la vida y si de dueño tienen a un imbécil, lo tienen muy fácil.
Pues tío, no te vayas a currar y así, curas la pena de tú perro. Y es que cuando pienso en esto y al mismo tiempo pienso en cuando dejaba a uno de mis hijos en aquél reservorio de plástico con barras de madera y para que no saliera de su cárcel particular y todo esto pasaba, por tener que ir a currar, pues lo siento y lo siento mucho, pero eso sí que era un verdadero sentimiento de dolor, dolor de padre y ese es un dolor más fuerte que el dolor de huevos o el dolor que te puede dar la soledad de un perrito doméstico y atiborrado de pienso. Y lo dicho, dicho está y a veces hay que decirlo dos o tres veces y para que se vayan enterando los dueños de los perritos amaestrados y por si acaso aún no se han enterado del todo, se lo repito: el dolor que se tiene o se pueda tener, sobre un hijo no entra dentro de la capacidad y sensibilidad humana y por tanto, está muy por encima de todos los dolores.
Y la verdad, no sé si realmente somos gilipollas o nos lo hacemos parecer. Porque vamos a ver, si tú tienes un perrito en tú casa y lo acostumbras a ser un perrito faldero, pues el perrito o perraco, cuando tú te vayas de casa te echará de menos y punto y pelota. Y esto es pura lógica freudiana y hasta si me apuras, viene escrito en la Biblia. Pues nada, que la gente no sabe por lo que llorar y se enternecen con historias patateras de su perrito o como decía antes, de su perraco y porque los hay más listos que el hambre y porque ellos y hacen muy bien, también saben buscarse la vida y si de dueño tienen a un imbécil, lo tienen muy fácil.
Pues tío, no te vayas a currar y así, curas la pena de tú perro. Y es que cuando pienso en esto y al mismo tiempo pienso en cuando dejaba a uno de mis hijos en aquél reservorio de plástico con barras de madera y para que no saliera de su cárcel particular y todo esto pasaba, por tener que ir a currar, pues lo siento y lo siento mucho, pero eso sí que era un verdadero sentimiento de dolor, dolor de padre y ese es un dolor más fuerte que el dolor de huevos o el dolor que te puede dar la soledad de un perrito doméstico y atiborrado de pienso. Y lo dicho, dicho está y a veces hay que decirlo dos o tres veces y para que se vayan enterando los dueños de los perritos amaestrados y por si acaso aún no se han enterado del todo, se lo repito: el dolor que se tiene o se pueda tener, sobre un hijo no entra dentro de la capacidad y sensibilidad humana y por tanto, está muy por encima de todos los dolores.
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