Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y yo me pregunto: ¿se pierde antes de qué?. quizá sea, antes de que estés muerto. Pues sí que la cosa tiene coña, pues justo antes de morir recuperas la esperanza y ¿para qué?, para que en el lecho de la muerte por ejemplo digas, que quieres seguir viviendo y porque vas a cambiar el mundo, pero ahí ya es tarde, mejor dicho ya has llegado tarde, pues la muerte no sabe de pamplinas. La esperanza tienen que surgir ahora, ahora que aún estás vivito y coleando, ahora que aún puedes cambiar tus planes, ahora que no tienes toda la vida por delante, pero que aún te queda por comer un trozo de la tarta. Pero no nos engañemos, la esperanza surge y surge porque sí, es decir, no es una cosa forzada y que puedas conseguir a base de tesón y fuerza de voluntad.
Y el que no la tiene, no la tiene, por lo menos de momento, no la tiene. y el que la tiene nunca sabrá explicar claramente porque la tiene, en todo caso, dirá aproximaciones, como: estoy en un buen momento, las cosas me están saliendo bien o simplemente, tengo de cara la suerte. Y es que no hay ningún análisis objetivo que demuestre que la esperanza se conquista a pasos y el como hay que darlos. De todas formas siempre hay un poco de conquista o sea, el que no se empeñe y se de de hostias contra el mismo muro, no podrá probar nunca las mieles de la esperanza. Hay una pequeña y casi ínfima parte de voluntariedad, pero el resto o sea, casi todo, no depende de nosotros mismos y porque los estados de ánimo no se pueden cambiar a base de voluntad.
Yo recuerdo algunos reportajes de ex yonquis que habían salido de la ruina de la droga y hubo una cosa que llamó y mucho, mi atención. Y era que los tíos ex yonquis se expresaban de tal manera que no parecían personas, parecían seres a los que le habían robado el alma, seres de otro planeta que habían aprendido su rollo "del salir de las drogas" de forma mecánica y por tanto, que repetían como putos Papagayos. Incluso hablaban del futuro de su vida como si fuera el de otros y siempre con ese sabor metálico de disco rallado. Siempre pensé y sigo pensando, que alguien le había robado el alma o que ese alma se había quedado con la droga y lejos y allén de los mares. Sabéis lo que digo, son de esas personas que suenan a hueco y a no tener nada por dentro.
Pues todos estos señores fueron sometidos a terapias basadas en la fuerza de voluntad y en terapias tipo condutista y por tanto el rollo iba de que la droga es muy mala y por eso, no la toques o la droga es el demonio y no cometas un pecado. Y después de acabar sus respectivas terapias, quedaban como niños desnudos, niños con frío, con miedo y con pánico y por eso, se les conservaba en grupos y para que entre todos pudieran conservar su estado de descafeinada pureza. Solos no, solos eran pajaritos asustados, solos eran unos putos guiñapos, pues eran enclenques y asustadizos y por tanto, solos tenían comprados todos los boletos para que les tocara la recaída.
Y el que no la tiene, no la tiene, por lo menos de momento, no la tiene. y el que la tiene nunca sabrá explicar claramente porque la tiene, en todo caso, dirá aproximaciones, como: estoy en un buen momento, las cosas me están saliendo bien o simplemente, tengo de cara la suerte. Y es que no hay ningún análisis objetivo que demuestre que la esperanza se conquista a pasos y el como hay que darlos. De todas formas siempre hay un poco de conquista o sea, el que no se empeñe y se de de hostias contra el mismo muro, no podrá probar nunca las mieles de la esperanza. Hay una pequeña y casi ínfima parte de voluntariedad, pero el resto o sea, casi todo, no depende de nosotros mismos y porque los estados de ánimo no se pueden cambiar a base de voluntad.
Yo recuerdo algunos reportajes de ex yonquis que habían salido de la ruina de la droga y hubo una cosa que llamó y mucho, mi atención. Y era que los tíos ex yonquis se expresaban de tal manera que no parecían personas, parecían seres a los que le habían robado el alma, seres de otro planeta que habían aprendido su rollo "del salir de las drogas" de forma mecánica y por tanto, que repetían como putos Papagayos. Incluso hablaban del futuro de su vida como si fuera el de otros y siempre con ese sabor metálico de disco rallado. Siempre pensé y sigo pensando, que alguien le había robado el alma o que ese alma se había quedado con la droga y lejos y allén de los mares. Sabéis lo que digo, son de esas personas que suenan a hueco y a no tener nada por dentro.
Pues todos estos señores fueron sometidos a terapias basadas en la fuerza de voluntad y en terapias tipo condutista y por tanto el rollo iba de que la droga es muy mala y por eso, no la toques o la droga es el demonio y no cometas un pecado. Y después de acabar sus respectivas terapias, quedaban como niños desnudos, niños con frío, con miedo y con pánico y por eso, se les conservaba en grupos y para que entre todos pudieran conservar su estado de descafeinada pureza. Solos no, solos eran pajaritos asustados, solos eran unos putos guiñapos, pues eran enclenques y asustadizos y por tanto, solos tenían comprados todos los boletos para que les tocara la recaída.
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