UN DÍA RARO

La verdad es que hoy es un día raro, quizá demasiado raro y porque estoy pendiente de otras cosas y porque la cabeza se me va por suaves y bonitos pensamientos. Y es que alguien ha despertado mis sensibilidad y hasta un punto de ebullición bestial y ahora, mi sensibilidad está hirviendo a borbotones y puede que mi cabeza estalle o puede que sea mi alma la que explote. Pero si señores, algo va a ocurrir y porque tienen que ocurrir y porque una vez abierto el grifo de la ternura la hemorragia puede ser masiva o puede que sea una simple herida que siempre dejará cicatriz. Las cosas no ocurren porque sí, ocurren por una serie de hechos que algunas veces sabes cuales son y en otras ocasiones, los hechos se disfrazan de sentimientos y al final, la confusión es total.

Pero bueno, lo importante y lo realmente importante es sentir y que se despierte el monstruo de la emotividad. A éstas alturas de la vida ya no sé que es mejor, si avanzar hacia no se donde o retrasar lo más posible lo que se empieza hacer evidente. Pero en esas estamos y estamos en plena confusión astral y donde se mezclan los sentimientos con las nebulosas del cielo y los agujeros negros con los mares de dudas y el resultado ¿cual será?. Y si yo lo supiera, no estaría aquí rebanándome el coco y buscando posibles soluciones a mi desconcierto. Como decía el otro, los dedos de los pies están abiertos y como si estuvieran en estado de pasmo.

Ya lo dije siempre, no hay peor dolor que el dolor del alma, claro que mientras ese dolor pueda controlarse, se puede corregir o enderezar hacia...hacia ¡yo que sé!. Es bestial el sentir y que de repente te inundes de sentimientos y de desconciertos, pues yo no sé hacia donde voy, pero si sé que el dolor se va hacer insoportable y porque lo intuyo, lo huelo y lo palpo y porque los humanos sabemos oler la hermosura de la vida, pero también reconocemos el sabor que tienen las lágrimas. Lo humano, es ir hacia no sé donde y lo inhumano, es esperar sentado y en el mismo sitio.

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