HISTORIAS DE LUNES

Hoy es Lunes y los Lunes y por aquello del "lunes lunero, cascabelero"... me acuerdo de aquella antigua novia que le gustaba tanto decir semejante ¿qué?...yo que sé, puede ser semejante tontería, semejante estupidez o simplemente es un dicho aprendido (que seguramente lo es). Pero el caso es que ella cada Lunes acude a mi mente, ahora sí, solo los Lunes. Bueno, hubo tiempos que acudía a mi mente y a mi alma muchas más veces, cuando estuvimos enrollados, pero también meses o años después...digamos que me dejó una buena impronta o una buena impresión...pues durante meses viví esperando a que de alguna forma volviera a mis poderosos brazos (de aquellas eran poderosos). Pero no volvió, pasaron meses y años y no volvió...bueno se había ido con otro y eso que estábamos en plena ebullición o sea que cuando se fue estábamos muy enamorados o seo pensaba yo, porque su práctica me dijo lo contrario, me dijo "aquí te quedas capullo". No en esos términos, sino con esos términos aprendidos de como se deben dar las malas noticias: con suavidad, con lágrimas, con los siento y con el te sigo queriendo...

O sea, valles de lágrimas lastimeras, océanos de culpabilidades, pero en definitiva: tío te doy de calabazas y además te adorno con unos preciosos cuernos. Y mirar una cosa, lo de los cuernos no me importó un carajo (tampoco me sigue importando), pero no así, lo de las calabazas. Pues de aquellas fui tan pringado que ante esa noticia sorpresa (que me dejaba por otro) me levanté de la cama y me fui a comprar una botella del mejor champán y con la idea de celebrar nuestra triste despedida. Creo que ahí empezó mi cuesta abajo, creo que me empecé a hacer animal rastrero y pasé a estado de larva.

Pues nada que acabamos brindando por nuestra historia y bebiendo entre abundantes lagrimones. Claro, noche de absoluto insomnio, de palabras entrecortadas, de largos suspiros y de besos temblorosos. Y así hasta la madrugada y hasta la hora en que llegaba el barco (estábamos en una preciosa Isla y en la cual ella, ejercía de médico) y el decorado era completo: día de brumas y de lluvia fina, algo de niebla, el pitido del barco y el lindo y entrañable muelle...Y último abrazo y último beso y  último pitido del barco y hasta vi que su cara estaba llena de lágrimas, quizás porque aún le quedaba algo hacia mi o eso quise pensar....porque a veces uno piensa lo que quiere pensar y en éste caso era, que me seguía queriendo. Pues ya veis en lo que quedó toda ésta preciosa historia, en los putos Lunes de marras, en que los Lunes y nada más que los Lunes me acuerdo de ella y de su Lunes lunero, cascabelero...Después para que se diga que la vida no es cruel con los sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR