EL CONDADO DE LO EFÍMERO (Pedro M. Martínez)

 

El condado de lo efímero.



Parker recuerda aquel día en el que ya no estuvieron, condado de lo efímero, turbador regalo para los parias con olor a vino y reuniones en los parques. Camina desde el momento en el que en sus pechos crecía la madrugada hasta el erizado gesto con la mano abierta, incertidumbre y opaco símbolo, volver a casa, turbados, pálidos, descalzos por la soledad del pasillo, pisando los renglones negros de experiencias anteriores, no aprender, camino submarino con tiburones de veneno acechando en las mareas, puertos sin fábricas de harina de pescado, sin farmacias, sin iglesia ni curas barriendo los muelles con la sotana, barcos encallados en la barra, las velas rotas, capitanes aturdidos, el práctico abrazado a una sirena borracha, recuerdos, retazos de lo que nunca, detrás, detrás de todo no hay más que la nostalgia malsana de los que caminan hacia la muerte. Ay, madre.

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JULIO CORTÁZAR