LAS TARDES

 


 Recuerdo las tardes aburridas de mi infancia,

mis padres delante del soporífero televisor,

 aburridos y más aburridos que yo,

pero con la sensación de haber vivido

o eso, creían ellos...

aunque la misma sensación tengo yo ahora,

me diferencia que no tengo mando a distancia

y que el televisor obedece a la voz,

pero sobre todo,

 lo que me diferencia,

es que en las tardes de ahora, 

no hay sala de espera

pues ya queda poco por esperar

por tanto, 

pasas de ellas sin más,

o te pides la cita por internet.

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JULIO CORTÁZAR