Cuando me levanto
a veces, me descubro temblando,
miro al horizonte y no veo más allá de la pared,
veo mis dedos y siento que están pasando hambre,
hambre de ti,
hambre de escribir
hambre de maldecir...
en días así quisiera dormir en una noche eterna,
y despertarme de nuevo sin memoria,
mirar mis dedos
y sentir como han de crecer.

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