A veces en mi mente bailo
me quito kilos de encima como si nada,
aligero mis piernas de grasa muerta,
estiro los dedos lo más que puedo,
y después, bailo.
Y bailo y bailo como un poseso,
no me canso de bailar,
ni de reír,
ni de llorar,
voy aprendiendo sobre la marcha,
añado pasos y quito otros,
sonrío al tendido
y después, sigo bailando.
En mi imaginación bailo,
en la práctica, no,
soy agnóstico de cuerpo, mente y alma,
y en consecuencia,
no bailo.

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