Contumaz,
resolutivo,
así es éste virus asesino.
Primero mata
y después pregunta
¿te ha dolido?
pero una vez muerto
¿qué importa el dolor pasado?
o sí
o quién sabe
a lo mejor lo que nos duele ahora
se multiplicará por cien o por mil millones
y nuestros huesos y células se quejarán al unísono en un grito interminable...
No hay vida sin dolor
pero si hay dolor sin vida
y ahora mismo me está doliendo el alma
la misma, que no me cabe dentro,
entonces, mi alma,
rebosa y se desparrama....
Será por el virus asesino
o será porque estoy de parto de algo
y es que no puedo contener
ese mar de letras y palabras,
me voy a volver loco y desquiciado,
tendré que comer ortigas para depurar mi acidez estomacal,
y cocerme al sol primaveral,
que ahora permanece escondido detrás de una nube.
Ahora mismo hay una tía llamando
a su gato "Michi",
está asomada por su ventana
y su gato "Michi" debe pasar de todo
(yo, tenía un amigo que se llamaba "Michi"
pero no era gato)
y ya que estamos
¿habrá gatos en la otra vida
y perros y vacas lecheras,
y buitres y osos tristes grandes y pardos?...
Contumaz ha sido y es el el bicho asesino,
contumaz, insistente,
rápido de reflejos,
le encanta anidar en los pulmones
y reventar sus espacios aéreos...
por eso...vamos llegando al punto G de la película,
y es éste:
"La aristocracia millonaria rusa
se han comprado mogollón de respiradores de última generación",
y cada uno tiene el suyo en su puta chabola de oro
y entonces sería el momento de preguntarse:
¿todos los humanos tenemos derecho a seguir viviendo?
o ¿hay algunos
que cuando tienen ganas de mear lo hacen sobre nuestras cabezas
y encima tenemos que creer que está lloviendo?

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