Día 18 de cuarentena,
y ese va a ser el nombre adecuado
y porque nadie nos va a quitar
de estar encerrados 40 días del ala.
40 días con sus respectivas noches...
y sin amaneceres y atardeceres,
que para mi es lo peor de ésta condena.
Y hoy es otro día más,
sábado
pero que importa ahora que sea sábado o jueves,
los días festivos murieron por el coronavirus,
y los días de la semana también,
y los domingos ya no hay misas ni aperitivos.
Por cierto ahora puedo escuchar a través de mi ventana
(que ahora es mi nueva televisión analógica)
¡que están replicando las campanas de la iglesia,
bueno,...son las 12 del mediodía,
la hora del ángelus
que a éstas alturas aún no sé que significado tiene,
pero debe ser algo importante...
En mis tiempos pensaba que la hora del ángelus
era la hora de empezar el aperitivo,
hasta que me di cuenta
que para el horario que por éstas tierras nos gastamos,
era como demasiado pronto.
Más tarde cambié de idea y pensé
que la hora del ángelus
era la hora de hacerse un descanso
descanso concedido por dios y por sus emisarios,
hasta que me volví a dar cuenta... que no.
Entonces decidí dejar de comerme el coco con el tema
y ahora la hora del ángelus
eres tú en forma de paloma virtual
y un minuto al día
me dejo llevar por el poder de mis alucinaciones
y desde ese día
la hora del ángelus
es un minuto de reflexión exotérica y transgresora.

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