Si robas mi aire cansado y viciado,
me quedaré sin aire
y sin nada con lo que pueda perder el juicio.
Si me vas a decir,
que lo sientes...
más vale que no me digas nada.
Antes de todo eso, di...
¡jódete!
y querido...
¡que cada cual aguante su vela!.
Estoy seguro que hubo noches en que has llorado sobre la almohada.
Por mi parte te podría mencionar días
de la más absoluta agonía,
días de muerte temprana,
mañanas de telarañas,
tardes espesas y duras
y noches
de oscuras y tristes pesadillas.
Ya no hay rabia
ni odio
ni ganas de venganza
sólo hay un reguero de pólvora quemada
que a veces huelo con viento a favor,
pero eso no pasa y por suerte,
todos los días.
Por tanto,
de vez en cuando veo tu foto,
escucho tu voz,
paseo contigo,
me siento en la misma roca
y observo el mismo faro.
Después,
hay alguien que baja la persiana
y nuestro cuarto se queda a oscuras
y de nuevo, vuelvo a mi vida de ahora.

No hay comentarios:
Publicar un comentario