Respiras capitalismo
y me hablas de conciencia.
Me hablas de la maldita conciencia
que debemos tener a los que nos duele la boca
de tanto decir ¡basta!
mientras los dientes de leche
se nos caen del alma doliente.
No hay conciencia
detrás de la humillación,
ni detrás de la explotación de unos seres por otros
ni todos somos iguales
ni todos sufrimos por igual.
Hay servidumbre de paso
y de personas
y eso al parecer,
se tiene y se debe que pagar.
Hay machismo que huele a naftalina
y hay hombres a los que les gusta pegar
y ser más...
siempre ser más y estar por encima del bien y del mal.

No hay comentarios:
Publicar un comentario