¡¡¡QUÉ QUIMERA!!!

 



Y hoy de nuevo es Sábado. ¡Joder! cuantos Sábados hay al año, pues exactamente hay 48 y que se dicen pronto. No si estoy hecho un hacha en esto de las matemáticas, pero lo intento. Un hacha, un crack y tengo claros síntomas de ser un superdotado o un clarividente o mejor dicho, de haberlo sido. Esto último realmente me lo creí en una época determinada, hará ahora dos años (esto decía en el 2.013 y ahora que estamos en el 2.022, pues sumar años que a mi me da mucha pereza). Todo pasó después de mi estancia en el loquero y pude comprobar que había recuperado la memoria (una memoria bestial) y gran parte de mis pensamientos (más profundos, más brillantes  y mucho más alucinantes) y ante esa avalancha de inmensas sensaciones, yo me llegué a creer que era un "superdotado" ya un tanto tardío, pero un "superdotado" entre comillas.

No sé como explicar esto sin caer en los tópicos. Esos que dicen que para saber una cosa hay que vivirla y sin caer en lo pretencioso. Porque explicar que uno se sentía como un dios en la tierra  y que nada ni nadie podía conmigo, suena cuando menos que a alucine, pero era verdad que así lo sentía. Creo que sólo se lo comenté a dos o tres personas y dado el éxito que tuve, no volví a comentarlo jamás de los jamases, pues lo único que había conseguido era aumentar la sensación ajena, de que estaba más tarado que nunca o que del psiquiátrico había salido más loco de cuando había entrado o que realmente era un engreído de mierda que no tenía ningún remedio. O quizá, había un mezcla de todo esto.

Con el paso del tiempo se fue sosegando esa sensación tan maravillosa. Es decir, volví al terreno de los mortales y por tanto fui comprendiendo que tengo mis limitaciones. Pero mientras me duró el globo lo pasé del carajo y como podía con todo, abría frentes por todos los lados. Después de años de relativo decaimiento y porque por el medio también hubo años que resultaron ser maravillosos, ese subidón me puso a tope y en parte aún lo conservo, aún de vez en cuando noto sus picos adrenalínicos. Porque las sensaciones que almacené durante esa época van a quedar en los anales de mi propia historia, y yo como un "superdotado", ¡Ayyy qué quimera!.

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JULIO CORTÁZAR