Domingo y día 10 de marzo



 Domingo y día 10 de marzo. Hoy hace solete y viento racheado. Si te da el sol, hace calor y si no te da, digamos que te quedas en un término medio (templado). Ahora mismo me da el sol sobre mi cabeza y como tengo la ventana abierta, estoy caliente y al mismo tiempo, estoy fresquito. Voy a cerrar la ventana, de cada vez el viento está más revuelto y eso aumenta mi incomodidad (debería advertiros que soy un ser extraordinariamente sensible). Incómodo me he sentido muchas veces, incómodo, molesto, inquieto y con ganas de marcharme de ese lugar o sitio. De todas formas. yo soy muy bruto y no espero a sentir todo eso y al mínimo síntoma que indique mi incomodidad cojo la puerta y me largo. Hubo tiempos en que no, en que aguantaba chaparrones y tormentas y me mantenía al pie del cañón y como si por ello fuera a recibir un premio. La vida me ha enseñado, que nunca vas a recibir un premio por algo que no te gusta hacer y es más probable que recibas un disgusto aún mayor. Contenerte y amordazarte, no tiene sentido y tampoco la cosa es para ponerte a morder y entonces cojes la puerta y así desapareces del mapa.

Te vas y así no tienes que dar explicaciones a nadie. Y si te las piden, respondes la verdad, estabas incómodo y molesto en aquella situación y si esto a a alguien le parece mal, pues lo que no se le dice es, lo siento y porque no es verdad y la verdad es que no lo siento y si te molesta te jodes y no hay más. Los adornos en las cosas los justos y necesarios. La verdad que vaya por delante y más vale pecar por ser claro y contundente, que ser oscuro y lameculos. Yo tenía un antiguo amigo, al que de vez en cuando le gustaba decirme, que yo era un poco conciliador y yo no entendía el porqué y lo sigo sin entender, aunque pasado el tiempo, he llegado a pensar que lo hacía para provocarme y porque sabía, que me jodía. Yo, que me consideraba un radical revolucionario desde los pies hasta la cabeza.

Pues mira que da vueltas esta puta vida, pues pasados muchos años ese antiguo amigo se acabó convirtiendo en un yonqui del tres al cuatro y la revolución se la acabó pasando por sus santos cojones. Mi antiguo amigo dejó de ser mi amigo y hoy en día, no sé nada de él. Sé que se acabó quitando de la droga dura y que quiso volver a ser el de antes, pero nunca se puede ser el de antes y porque el mundo ha cambiado y además tú, has evolucionado. Por tanto, no sé como es ahora. Claro que ese sello que todo dios tiene, no se borra nunca. Uno es como es y su estructura o personalidad, determina como es y será esa persona. En conclusión, no me interesa y para nada, ese tipo de amigo.


















 

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