Un día más en la buchaca o bolsillo y a ésta puta máquina del tiempo, no hay quién la pare. Ahora mismo estoy escuchando las campanas de la iglesia pero porque no me queda otro remedio y porque para eso tienen la torre de la iglesia con su inmenso campanario o sea, para que la escuchemos todos queramos o no queramos. Así son las religiones y uno construye una mezquita y otro una iglesia y juntos los dos, se creen que todos tenemos que creer en dios. Pues perdómene usted señor cura o señor obispo o prelado o imán o como quiera llamarse, pero no todos comulgamos con ruedas de molinos y además, nos declaramos abiertamente ateos o agnósticos o no creyentes en un ser superior a todos. Vivimos sin tener complejos evidentes, nos movemos clandestinamente y porque no nos dejan decir lo que pensamos. Para ellos, somos como granos en el culo, pero en su teoría religiosa, nosotros no existimos y si existimos nos llamarán demonios con cuernos y rabo.
Para ellos no existimos pero al mismo tiempo, sí existimos y porque pertenecemos al ejército del mal y a la vez, no existimos porque no hay mejor desprecio que declararte como desaparecido. Ellos dicen, habrá algún descreído que otro, pero no son muchos y si lo fueran, ya nos encargaríamos nosotros de volver a instalar la santa inquisición y a cortar cuellos y a encender hogueras. Y digo yo que me da igual de que signo religioso sean y porque es verdad, que la fe mueve montañas y por la fe son capaces de aniquilarnos a todos los descreídos del mundo. Y 12 campanadas y porque son las 12 de la mañana y yo mientras tanto pienso en como me molestan las 12 campanadas de los cojones. Y ésta tribu religiosa no se podría dedicar a comprometerse con el voto derl silencio y entonces, éste pueblo como muchos otros, viviría por fin, en paz y en armonía.

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