Queríamos ser dioses
y vivir en la isla de los dioses
y crecer como crecen los verdaderos dioses
y soñar con el cielo azul suspendidos de una nube.
Quisimos ser tanto,
que la ambición nos fue cegando,
ni dios nos dió permiso
ni tampoco se lo pedimos.
Yo a veces, me siento dios
hasta que me encuentro con un judas
que se chiva al mundo de mi vida.
Y mi vida es pecado mortal
y mis deseos sobrepasan los límites de lo establecido
y por eso a veces me siento el hombre araña
o el hombre que regresa del futuro,
pero no preocuparos por mí,
porque soy víctima de mis propias alucinaciones.
Yo vivo con ellas y no me pasa nada más que lo que me pasa.

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