Ya sé que pensáis que yo soy un loco de atar
y puede ser que sea verdad o no
o puede ser una puta mentira
de alguien que no me quiere y por lo que sea
y que su idea mejor sería
que me encerraran en un manicomio y por supuesto, de por vida.
Y ellos no saben que ya estado encerrado entre sus rejas
que me enloquecieron más de que estaba y a base de pastillas,
que me hacían sacar la lengua y para ver si me las había tragado
o que me metían la mano en el culo y para ver si introducía una droga,
y que nos ponían en fila india y porque su orden era su orden
y su orden nadie se lo podía saltar
y por tanto nos decían a que hora nos teníamos que ir a dormir
y despertar bajo aquella empanada mental
con la que nos obsequiaba aquél exceso de pastillas
que nos hacían tomar por la noche
y éramos conejitos de laboratorio y todos blandos y obedientes
unos se quejaban porque no podían andar igual que antes
otros decían que tenían un montón de sueños extraños y pesadillas horribles
y que aquella empanada mental que todos teníamos
era algo por lo que teníamos que pasar
y yo hasta me dormía por las esquinas
y hasta en los escalones que te llevaban al otro piso
y había que pedir permiso para subir o para bajar
y hoy tienes consulta con el psiquiatra
y a mí me decían eso y sin más, me ponía temblar
y no es que yo fuera un tío demasiado delicado
y lo que era es que el psiquiatra era un cabrón y un pedazo de hijo de puta
que te dejaba hecho polvo tras su puta consulta
y salías de su consulta
abierto en canal y destrozado por dentro,
aquello era como el infierno de Dante
e ibas para abajo o lo irías más tarde o al día siguiente
y el menda del psiquiatra salía como si fuera el líder de la manada
hinflado como un gallo dentro de su gallinero
y menudo pedante de mierda era,
decir que era un impresentable se queda demasiado corto
y yo pensé y muchas veces
en darle de hostias y hasta dejarlo como un muñeco de trapo,
pero yo era solo un cliente más en su turbia mente
y que al final, dependía de su criterio
y que sino me daba el alta y de una puta vez por todas
me condenaría a cadena perpetua
y nunca más podría salir de aquella cárcel psiquiátrica
que no tenía barrotes físicos
pero eran de otra materia
y eran barrotes farmacológicos
y que eran mucho peores
que los barrotes de puto hierro.

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