Es bueno, el querer compartirlo todo, pero lo es hasta cierto punto y porque a lo mejor yo no quiero compartir con los demás, lo que yo siento por tí. Esto qwue digo, es metafórico pero podía ser una verdad como un templo. Yo creo que ya hago por mi parte, bastante por esta causa del compartir y comparto cosas que a veces me crean dudas de si debían ser compartidas. Pero en el tema de la escritura a veces tienes que moverte por aguas cenagosas y unas veces, parece que estás contando algo que te ha pasado y que son mayoría y otras pocas veces, te inventas una puta historia y después, simplemente juegas con ella. Lo que si tengo muy claro, es que miento muy pocas veces, pero muy pocas y muy escasas veces. Me gusta llevar mi verdad por delante y lo que pasa es que mi verdad, tiene miles de variantes y a lo mejor coincidimos en una y ese trozo del camino lo podemos hacer juntos y hasta que nos encontremos con un cruce de caminos que nos hará elegir porque camino seguimos. Y ahí puede que sigamos juntos y hasta que ese nuevo camino se acabe o puede que no desde el principio y porque cada uno ha elegido un camino distinto. Y estoy de los caminos hasta los cojones y tanto camino ha saturado mis neuronas. Vamos a ver una cosa, cada uno comparte lo que le da la gana de compatitr y punto y pelota. No se puede dar más vueltas a lo que se ha mareado y yo estoy en plena crisis de mareo.
Bueno, pues pasemos del compartir y del mareo. Y porque hay muchas más cosas en esta vida de dios. Por ejemplo este pueblo en donde vivo, está de resaca, de resca colectiva y lo que ayer eran masas de gente borracha ahora son cuatro colgados andando por sus calles y como dije antes, con cara de resaca. El mundo y las personas pueden cambiar de un día para otro y las fiestas son un buen ejemplo de como puedes pasarde un estado eufórico y desatado a un estado desaliñado y un poco triste y penoso. La mayoría han reconocido que se acabó su fiesta y por eso se quedan en casa y para que la transición a la normalidad sea lo más suave posible, pero siempre hay alguno que se escapa a ese razonamiento y lo único que quiere es que la fiesta prosiga y hasta donde el cuerpo aguante. En Cádiz, los llaman los "jartibles" que traducido viene a ser algo así como los cansinos, los pesados o los que resultan ser algo o muy fastidiosos y porque para ellos nunca se acaba la fiesta y cuando los demás están hasta los huevos por tanta fiesta, siempre queda en pie alguno de esa tribu de jartibles que van de bar en bar y de esquina en esquina y hasta que no encuentren ninguna esquina no dejarán de ejercer su papel de "jartible".
Un tío muy jartible es un tío muy pesado, muy plasta, que siempre te cuenta lo mismo y un millón de veces y mientras el sigue pensando que nunca antes te lo había contado o sí lo sabe, pero eso a él le da exactamente igual y porque su objetivo al fin y al cabo, es que no le dejes sólo en su delirio. Pues quedan cuatro jartibles por las calles y bares de este pueblo y como ya conozco su peligro y porque cuando te agarran por banda no sueltan fácilmente a su presa y por eso todos huímos y nos anticipamos a su jugada. Aunque estoy dando una falsa razón para no tener que salir a la calle y aunque sea parte de verdad que no quiera encontrarme con un jartible, hay otra parte de verdad, que es la que me está hablando justo en este momento y me dice...no salgas a la calle y porque simplemente no te apetece salir a la calle y porque entre otras cosas, el sol está en su puto apogeo y como yo me deslizo entre sombra y sombra y en busca de otra sombra más y porque si hay algo que yo odio, es que me queme el sol y además pasa, que la mierda al sol se seca y por esta otra gran razón tengo que deslizarme por las sombras.

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