Es cierto que cuando tú me ves
yo te veo
y cuando tú te rascas
yo me rasco
y es que la vida es eso
y es una immitación de gestos y reflejos.
Y cuando la rabia te invade
yo me revuelvo en mi cama
y cuando te sientes sóla
yo me ofrecería a estar contigo,
pero no puedo o no podemos
mi magia no es tan potente a mil kilómetros
ni hoy tendría viento de popa
y ni siquiera sé si hemos valorado los posibles daños
y porque una cosa es querer verte
y otra muy distinta es que ese amor que tanto nos une
tome forma y tome cuerpo
y porque lo irreal una vez que se haga real
a veces, no nos gusta tanto
y de alguna manera vuelves a pedir
que la distancia de mil kilómetros
vuelva con nosotros
y entonces me mandarás un ramo de flores
y yo con todo mi amor
las pondré en el jarrón donde siempre las puse.

No hay comentarios:
Publicar un comentario