Yo tengo que reconocer una cosa y que está muy por encima de otras. En los temas y relaciones familiares soy muy dejado y aunque ahora trato de cuidar lo mejor posible la que es mi actual familia, debe ser porque el gato sale escaladado del agua y entonces estoy haciendo lo que puedo y para no ser el mismo que en mis viejos tiempos. Yo sé que el cariño ni se compra ni se vende y que a mí recibir un poco de cariño por parte de mi madre y de mis hermanos, era una cosa extraordanariamente difícil, pero a su vez tengo que reconocer que siempre me moví en ese ambiente y yo y a su vez, tampoco iba regalando cariño a ellos. Y ya sé que un hecho lleva otro hecho, pero mi problema ahora, es saber el hecho que falló primero, si el de ellos o el mío. Aunque lógicamente para mí fue el de ellos y todo empezó por mi madre y porque era como era y la palabra de cariño no venía en su diccionario y en ese ambiente tan tóxico fuímos educados así y de esa manera y desde muy pequeñitos. Yo creo que en parte, nos resarcíamos fuera de casa y dábamos muestras de cariño ante cosas mínimas y demostrábamos lo mejor que podíamos, ser y tener buenos amigos. Hasta éramos simpáticos fuera de casa, aunque a mi hermano se le consideraba el gracioso de la familia y se podía permitir el lujo de ser gracioso y cariñoso y dentro y fuera de casa y porqué el era el chichi de papá y de mamá. Y ese es el verdadero origen de nuestro carácter espartano y hierático.
Años más tarde y cuando yo estudiaba en la Universidad de Santiago de Compostela, de vez en cuando caía en la casa donde vivía mi madre y nuestra conversación era tan pobre y tan penosa, que siempre acabábamos hablando de otros. Mi madre de aquellas, estaba más obsesinada que nunca con mi hermano, con mi hermano el simpático y su tema preferido, era hablar de la puta herencia que nos había dejado mi padre y a ella además, le dejó la herencia en usufructo o sea que ella era la que mandaba sobre nuestra herencia y la suya. Y mi hermano de aquellas ni siquiera se hablaba con mi madre y porque iba anunciando por todo Vigo, que él no tenía madre y que para él, ella se había muerto hace muchos unos años. Así estaba de infumable aquél ambiente. Pues en esos días en que tocaba sufrir al lado de mi madre, su pregunta preferida era y como puede un hijo renegar de su madre y además, contándolo a voz en grito y sin tener ningún reparo en contárselo y a quién se lo preguntara. Por un lado le afectaba mucho que fuera contándolo por ahí ( yo creo que esto era lo que más daño le hacía y no es que lo creo y es que estoy más que seguro de ello) y por el otro, se sentía herida y dolida y porque lo decía su hijo preferido. Y a las dos horas de soltarme todo ese rollo bastante penoso y de repente me decía y si nos vamos a comer fuera. Yo por supuesto estaba totalmente de acuerdo y para ver si así aflojaba un poco la brasa que me estaba metiendo.
Nos desplazábamos hasta el restaurante al que íbamos a comer y en la primera media hora funcionaba un poco la cosa y hablábamos de todo un poco pero no mucho y porque yo no tenía nada que ver con mi madre. Éramos dos seres tan antagónicos y tan distantes el uno del otro que preferímos bebernos el vino que quedaba y para a continuación pedir otra botella. Y entre botella y botella teníamos como 20 minutos y no más, en que podía asomar una mínima muestra de cariño entre nosotros y justo a los 20 minutos de nuevo empezaba mi madre a hablar de su tema estrella y si tu hermano hizo esto y si tu hermano hizo lo otro y que desconsiderado es conmigo y mira que renegar de su madre y decir que no tiene madre y entonces ¿yo que soy?. Y yo ante esa pregunta que tenía una respuesta demasiado clara, iba y me pedía otra botella de vino y porque aquella conversación se había convertido en una verdadera tortura y así por lo menos los dos, acabaríamos con un pedo que te cagas. Un taxi y para casa y al cabo de un rato de estar en casa, yo me fugaba medio colocado y siempre con la vieja disculpa de haber quedado con unos amigos y hasta las 6 o 7 de la mañana no volvía poner un pie en aquella casa y me iba directo al sobre y sin hacer mucho ruído y para que no se despertara mi madre y me volviera torturar con el mismo rollo.
Meses más tarde mi hermano se había puesto pesado y estúpido con nosotros y porque quería y decía que necesitaba hacer la partición de la herencia y así el tío se podía ir a vivir oficialmente en la casa en que ya estaba viviendo y asi vivió unos cuantos años más y porque mi madre por supuesto cedió ante su antojo de niño mimado y esperando que a él la reconociera como su madre y que no siguiera diciendo malas y peores cosas sobre ella. Pero ella, de nuevo metió la pata y hasta el fondo y mi hermano siguió contando el mismo discurso de pobrecito de mí y porque mi madre no me quiere y porque una vez que se asento definitivamente en la casa en la que vivía, se volvió a olvidar de que mi madre existía. Y de nuevo volvieron mis vistas esporádicas a mi madre y de nuevo me tocaban los dos horas previas de calentamiento antes del partido y de nuevo nos íbamos a comer y de nuevo pedíamos una botella de vino y después, ya nos pedíamos dos más y de cada vez, las muestras de cariño se hicieron tan escasas que de nuevo pedíamos otra botella de vino y ya en los postres y después de beber un carajillo y que era la guinda de aquél pastel, su discurso se convertía de nuevo en una obsesión diabólica. Y entonces mi pregunta es, ¿que estaba antes el vino o el cariño?. Estaba claro que era el vino y porque como el cariño nunca había surgido entre nosotros, ni había esos 20 minutos en donde nos podíamos dar una pequeña y simple muestra de cariño, pues el cariño se fue por una alcantarilla llamada, esto es lo que tienes y esto es lo que hay.
Yo tengo que reconocer una cosa y que está muy por encima de otras. En los temas y relaciones familiares soy muy dejado y aunque ahora trato de cuidar lo mejor posible la que es mi actual familia, debe ser porque el gato sale escaladado del agua y entonces estoy haciendo lo que puedo y para no ser el mismo que en mis viejos tiempos. Yo sé que el cariño ni se compra ni se vende y que a mí recibir un poco de cariño por parte de mi madre y de mis hermanos, era una cosa extraordanariamente difícil, pero a su vez tengo que reconocer que siempre me moví en ese ambiente y yo y a su vez, tampoco iba regalando cariño a ellos. Y ya sé que un hecho lleva otro hecho, pero mi problema ahora, es saber el hecho que falló primero, si el de ellos o el mío. Aunque lógicamente para mí fue el de ellos y todo empezó por mi madre y porque era como era y la palabra de cariño no venía en su diccionario y en ese ambiente tan tóxico fuímos educados así y de esa manera y desde muy pequeñitos. Yo creo que en parte, nos resarcíamos fuera de casa y dábamos muestras de cariño ante cosas mínimas y demostrábamos lo mejor que podíamos, ser y tener buenos amigos. Hasta éramos simpáticos fuera de casa, aunque a mi hermano se le consideraba el gracioso de la familia y se podía permitir el lujo de ser gracioso y cariñoso y dentro y fuera de casa y porqué el era el chichi de papá y de mamá. Y ese es el verdadero origen de nuestro carácter espartano y hierático.
Años más tarde y cuando yo estudiaba en la Universidad de Santiago de Compostela, de vez en cuando caía en la casa donde vivía mi madre y nuestra conversación era tan pobre y tan penosa, que siempre acabábamos hablando de otros. Mi madre de aquellas, estaba más obsesinada que nunca con mi hermano, con mi hermano el simpático y su tema preferido, era hablar de la puta herencia que nos había dejado mi padre y a ella además, le dejó la herencia en usufructo o sea que ella era la que mandaba sobre nuestra herencia y la suya. Y mi hermano de aquellas ni siquiera se hablaba con mi madre y porque iba anunciando por todo Vigo, que él no tenía madre y que para él, ella se había muerto hace muchos unos años. Así estaba de infumable aquél ambiente. Pues en esos días en que tocaba sufrir al lado de mi madre, su pregunta preferida era y como puede un hijo renegar de su madre y además, contándolo a voz en grito y sin tener ningún reparo en contárselo y a quién se lo preguntara. Por un lado le afectaba mucho que fuera contándolo por ahí ( yo creo que esto era lo que más daño le hacía y no es que lo creo y es que estoy más que seguro de ello) y por el otro, se sentía herida y dolida y porque lo decía su hijo preferido. Y a las dos horas de soltarme todo ese rollo bastante penoso y de repente me decía y si nos vamos a comer fuera. Yo por supuesto estaba totalmente de acuerdo y para ver si así aflojaba un poco la brasa que me estaba metiendo.
Nos desplazábamos hasta el restaurante al que íbamos a comer y en la primera media hora funcionaba un poco la cosa y hablábamos de todo un poco pero no mucho y porque yo no tenía nada que ver con mi madre. Éramos dos seres tan antagónicos y tan distantes el uno del otro que preferímos bebernos el vino que quedaba y para a continuación pedir otra botella. Y entre botella y botella teníamos como 20 minutos y no más, en que podía asomar una mínima muestra de cariño entre nosotros y justo a los 20 minutos de nuevo empezaba mi madre a hablar de su tema estrella y si tu hermano hizo esto y si tu hermano hizo lo otro y que desconsiderado es conmigo y mira que renegar de su madre y decir que no tiene madre y entonces ¿yo que soy?. Y yo ante esa pregunta que tenía una respuesta demasiado clara, iba y me pedía otra botella de vino y porque aquella conversación se había convertido en una verdadera tortura y así por lo menos los dos, acabaríamos con un pedo que te cagas. Un taxi y para casa y al cabo de un rato de estar en casa, yo me fugaba medio colocado y siempre con la vieja disculpa de haber quedado con unos amigos y hasta las 6 o 7 de la mañana no volvía poner un pie en aquella casa y me iba directo al sobre y sin hacer mucho ruído y para que no se despertara mi madre y me volviera torturar con el mismo rollo.
Meses más tarde mi hermano se había puesto pesado y estúpido con nosotros y porque quería y decía que necesitaba hacer la partición de la herencia y así el tío se podía ir a vivir oficialmente en la casa en que ya estaba viviendo y asi vivió unos cuantos años más y porque mi madre por supuesto cedió ante su antojo de niño mimado y esperando que a él la reconociera como su madre y que no siguiera diciendo malas y peores cosas sobre ella. Pero ella, de nuevo metió la pata y hasta el fondo y mi hermano siguió contando el mismo discurso de pobrecito de mí y porque mi madre no me quiere y porque una vez que se asento definitivamente en la casa en la que vivía, se volvió a olvidar de que mi madre existía. Y de nuevo volvieron mis vistas esporádicas a mi madre y de nuevo me tocaban los dos horas previas de calentamiento antes del partido y de nuevo nos íbamos a comer y de nuevo pedíamos una botella de vino y después, ya nos pedíamos dos más y de cada vez, las muestras de cariño se hicieron tan escasas que de nuevo pedíamos otra botella de vino y ya en los postres y después de beber un carajillo y que era la guinda de aquél pastel, su discurso se convertía de nuevo en una obsesión diabólica. Y entonces mi pregunta es, ¿que estaba antes el vino o el cariño?. Estaba claro que era el vino y porque como el cariño nunca había surgido entre nosotros, ni había esos 20 minutos en donde nos podíamos dar una pequeña y simple muestra de cariño, pues el cariño se fue por una alcantarilla llamada, esto es lo que tienes y esto es lo que hay.

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