EL PEZ

               Y sin que sirva de precedente he cumplido un plan y es que me subí a la bici he hice el bestia, como siempre hago y casi me muero. Ahora aún estoy echando los belfos y los hígados, me encegué pedaleando y eso que sólo fueron 10 km., pero a ritmo de máquina infernal. Ahora ya son casi las 11 de la noche y esté va ser el último escrito del día de hoy, pues mañana toca trompeta a las 5,45, otra puñetera guardia y tengo que ir al otro lado del mundo, que en ésta isla es la otra punta o sea que me voy a Ciutadella, que está a 45 km., pero yaq soy tan isleño como los autóctonos y ya me parece una pasada. Las referencias se van acortando con el tiempo y al final se adaptan al tamaño de la isla.

                          
Vengo de cumplir con mi deber de padre y me fuí con mi hijo pequeño al pueblo de al lado, a Mahón. Se subió al pulpo 4 veces, que por cierto le llaman rana, pero para mi sigue siendo pulpo, una torre y doce tentáculos, pero como sus brazos a veces saltan, pues le pusieron rana, ¡hay que joderse!. Y después a tirar dardos a unas estrellas, pero si el chaval echaba dos partidas, le regalaban un pez. Joder con el pez y eso que siempre  intento que desista del pez, que después queda asfixiado por falta de cuidado. Éste verano me fuí salvando del pez, pero debe ser que mi hijo intuye o sabe, que son las últimas fiestas de la Isla y ésta vez no pude entretenerle con otra cosa. Así que otro pobre pez para la fiambrera, otro pez in corpore in sepulto, así que si no teneis que rezar por nadie, por favor rezar por el pobre pez, que tiene los días contados.

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JULIO CORTÁZAR