También recuerdo de Santiago y en esa convivencia de piso a diversos personajes de leyenda, que sin saberlo ellos, me dejaron de herencia su bonita historia. En un piso cualquiera de Santiago de Compostela, empieza ésta historia. Éramos cinco elementos los que vivíamos allí y había uno que destacaba sobre el resto o por lo menos su historia, que en concreto es la que voy a contar. Este era un estudiante de Químicas, muy buena persona y que en él destacaba más una cosa. Una de ellas eran sus gafas de concha, tipo culo de botella, con sus cristales llenos de circulos concéntricos y en los que era imposible ver el color de sus ojos o mejor dicho, si detrás de los cristales había un par de ojos. Además las gafas que llevaba eran grandes, pesadas y feas. No precisamente de última generación, bueno eran de las que se llevaban de aquella, sólo que sus cristales eran como los de un faro..Este chaval dada sus gafas y que además no era muy agraciado, él no había mojado nunca. Así es la vida de cruel. Y ese curso, estaba entusiasmado con la posibilidad de que por fin se cumpliera su deseo. Para ello, se puso el mono de faena y se marcó los pasos a dar. Lo primero que tenía que hacer era operarse de su Fimosis. Y sin más, cumplió su primer deseo. Se operó un día de otoño y después de ello, nos lo contó a todos los demás elementos. Nosotros, recibimos con entusiasmo semejante acontecimiento y enseguida concertamos una cita para esa misma noche, para celebrarlo por todo lo alto. Así llegó la noche, con vinos, copas y más copas. El estaba loco de contento y nosotros contagiados de su alegría.
Como siempre fuimos cambiando de sitio. Hasta que llegó un momento que el chaval feliz, se acercó a nosotros todo preocupado. Nos contó su historia de esa noche y nos pedía consejo, !pobre desgraciado!, pensé yo. Se puso a narrar. Resulta que la chavala que le acompañaba (ninguno de nosotros se había enterado, de que estuviera con una chavala) y nos la señaló con el dedo, a él le gustaba y que el tema era mutuo. Al parecer ella le había comentado, si se iban juntos a la cama. El se quedó pensativo y no contestó nada, pues pensó en su polla llena de puntos y entonces se le ocurrió pedir consejo a sus compañeros de piso, !vamos al consejo de sabios!. Nosotros por unanimidad, le recordamos que él nunca había follado y que una oportunidad así, no se puede dejar escapar. Que los puntos son los puntos, pero follar era otra cosa muy distinta y ante el follar que importa que se parta la polla.Se le abrieron los ojos en señal de agradecimiento y de ellos emanó la felicidad. Se fue raudo y veloz hacia la piba. Al rato se levantó y de la mano desapareció con su chavala. El resto de la noche la seguimos disfrutando y así hasta caer rendidos en la cama. Por la mañana, nos levantamos tarde, arrastras y con resaca. Y en eso llega él, con cara de pocos amigos. Nos fuimos a la cocina, a que nos contara sus aventuras de alcoba. Resulta que sí, se habían ido a la cama y que al ponerse a follar, aquello que envolvía su polla empezó a petar. Estalló como estalla una bombona, fue una explosión y una sangría. De inmediato, se trasladaron a Urgencias. Me los figuro a los dos de la mano y él agarrando su polla o más bien el colgajo que le quedaba, con ese dolor urente y agudo, que sólo da el dolor de ese sitio y sus caras de susto y de vergüenza de sólo pensar que tenían que contar su experiencia.
El cirujano, de nuevo le cosió la cosa y los dos emprendieron el camino de vuelta. Ahora sí, bien provisto, pues en su mano llevaba una buena bolsa con hielos dentro. Prevención por si acaso aquello se atrevía de nuevo a levantar su cabeza. Pues colorín colorado y éste cuento se ha acabado y como todos los cuentos, el final es bueno. De este profundo dolor nació el amor. Sé que siguieron saliendo juntos durante mucho tiempo. Para que después se diga que nuestros consejos no eran buenos. si esa noche no se hubieran ido juntos, ¿quién sabe si volverían a verse o no?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario