Hoy tengo en mi casa a 16 fieras adolescentes, los amigos de mi hijo mayor (tengo tres) y en menuda me he metido: risas, gritos y peleas de broma y supongo que priva a medio escondidas, supongo no, seguro. Se nota, eso se nota y más en los chavales en que se lo ponen los ojos haciendo chirivitas. Y yo mientras tanto escribo y escribo, como sino pasara nada a mi alrededor. Lo prefiero así, el tener a 16 o a 56, pero que estén aquí en mi casa y no por ahí andando por las calles medio aburridos. Aunque con 17 años ya entran en los sitios, pero es esa época en que salir por ahí a tomar copas les resulta demasiado caro y prefieren tirar del botellón.
Yo recuerdo y recordar es bueno y un ejercicio muy sano para poder entenderlos, que en esas épocas casi no se salía de noche o se hacía unas pocas veces al año y esas pocas veces pasaba lo mismo, se privaba a destajo. El botellón se hacía en una casa, pues en la calle estaba más que prohibido. Eran épocas franquistas y eso no se le ocurría a nadie, simplemente porque te detendrían. Y llegando a la Universidad más de lo mismo, de vez en cuando y como mucho 1 vez al mes quedábamos en un piso y a encebollarnos de canutos y de priva.Hasta el tercer o cuarto año de Universidad, no se salía a tomar copas, después y de repente hizo un boom y todo dios salía. La verdad es que tengo muy buenos recuerdos de esa época de salir de copas y sobre todo al principio, cuando lo nuevo te resulta atractivo. De todas formas en Santiago hay unos pubs preciosos y digo los de la parte vieja, con sus paredes de granito y bien adornados por dentro o sea que resultaban muy acogedores y con una música bastante decente. Un par de copas en dos sitios distintos y arreando que es gerundio, que el sueldo de papá no daba para más, pero con 1 hora en cada sitio, la noche ya estaba completa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario