ACTIVISTAS Y ACTIVISTAS

Hay activistas y activistas. Hay activistas de película que suelen ir bastante estereotipados y a los que no les falta detalle, detalle desde el punto de vista del guionista o del realizador o del director, vamos del que se encarga de vestir al tipo o actor de turno. Hay activistas de documentales, que estos si son auténticos activistas, pero de postín y digo de postín, pues se les nota que están preparados para el evento, se peinan mejor, se recortan las barbas o ponen su lado más guapo.

También los hay de salón. Los de Salón también son auténticos, aunque en su mayoría lo fueron y entonces ahora viven del cuento. Viven del yo estuve en tal sitio y me encontré con fulanito y tuvimos que escaparnos porque sino nos mataban y las balas rozaban nuestras cabezas y tuvimos que escondernos en una cloacla y durante una semana.  Y mil batallitas más y que en muchos casos son inventadas. O sea hay una parte cierta o introductoria, pero a partir de ahí todo todo es pura inventiva. De todas formas estos señores se distinguen de los demás asistentes de salón, y lo hacen por su vestimenta y por sus formas, pues se dejan tener un toque aventurero e informal pero de marca con solera. ¡Hay que saber venderse!.

Otros son activistas de la calle y se les ve en todas las manifestaciones y convocatorias de calle. Son activos y saben manejarse, conocen el funcionamiento y a los personajes clave. Les gusta prodigarse y asumen cualquier reivindicación como suya, son como barrenderos o aspiradores de reivindicaciones. Si no están a la cabeza del tinglado, están siempre cerca de ella, pues se saben dirigentes o líderes o eso quieren sentirse. Su vestimenta es variopinta, pero suele ser sencilla e incluso, un poco tirando hacia el lado cutre.

Por último hay activistas de Internet o activista de las Redes sociales. Estos se dedican a bombardear a los demás mortales con consignas y noticias que apoyen su causa y día y noche y noche y día. Estos no sé como visten, pues están al otro lado de la pantalla, pero yo los veo metidos en un cuarto oscuro y con dos o tres pantallas encendidas al mismo tiempo y si sale algo nuevo y ¡zas! y a por ello y de inmediato. Deben tener ojeras, pues el exceso de ordenador tiene esas cosas y no sé si es por el cuarto oscuro, que yo los veo vestidos de negro, de negro impoluto.

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JULIO CORTÁZAR