Bueno hoy y con vuestro permiso me doy a conceder a mi mismo la medalla al mérito civil y militar, pues entre otras cosas, he ido a comprar a Mercadona. Y eso si que tiene mérito, la tercera vez en éste mes y ya creo que tengo cubierto el cupo. Que bonito es comprar comida a destajo, ver productos envasados con puto plástico y por doquier y congelados de antes de la guerra y fruta de invernadero y yogures que dicen que son de leche y yo que sé, el caso es llenar el puto carro y salir de allí cagando hostias.Pues nada ya está hecho. Y ahora pongo una pica en Flandes o sea planto un pino, que hay que recompensarse un poco. Y menuda compra, como para darle de comer a un regimiento, bueno regimiento en casa si que tengo, tengo 3 bocas voraces de niños piraña, que están en edad de crecimiento y también de dar por el culo, pero nunca tanto como yo daba. Cuando los veo me digo, estos no pueden ser mis hijos, pues yo a sus edades era un bicho retorcido, todo el día metiendo estopa y me daba igual quien estuviera delante, pues yo arrasaba como un ciclón.
Menudo niño porculero era de aquellas, aquello no era ser un niño normal, era ser un castigo divino, pero con forma y cuerpo de niño.Y esto no es así y lo otro tampoco y bronca y más bronca y fuera de casa y expulsado del colegio, eso sí, nunca fallaba que desquiciaba al contrincante. Después y poco a poco fui sentando la cabeza, pero tampoco demasiado, había que seguir siendo malo o malísimo, pues la mala fama hay que saber conservarla.
Yo de momento no les cuento nada a mis hijos de mi pasado incierto y está claro porque no lo hago. No vaya a ser que se contagien de la misma enfermedad que padecí cuando era un joven en la edad del pavo. Ya sabéis ese refrán que lo dice todo: "cría cuervos y te comerán los ojos".
Y yo a estas edades los ojos ya los tengo bastante delicados, como para que me los coman con el postre. Dame unos ojos flambeados, o asados o con nata líquida o dame unos ojos con cataratas, que es más bonito. Bueno me toca mi última tarea desagradable, hacer el papeo. Pero hoy tiene truco la cosa, pues me traje unos platos precocinados o cocinados del todo, ¡solo hay que calentarlos!. Una ensalada y con esos platos que se comen más por los ojos que por la boca, pues no dejan de tener ese toque plastiquero. Pero hoy es lo que hay, otro día habrá otra cosa y el que no la quiera ya sabe donde está la puerta, ¡fuera de casa!, he dicho.

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