
Algo me dice que no,
que no puedo vivir en éste contubernio,
y que sí y que sí vivo,
pero que vivo como un asceta,
siempre encerrado en mi cueva,
siempre pendiente del teclado,
y no veo nada más,
no veo nada más que las letras que escribo,
y como las palabras se conjuntan
o como se cierran en callejones sin salida,
y sé que hay otras cosas,
que hay ríos, que hay mares,
que hay montañas y que hay ciudades,
sí y ciudades espaciales
y llenas de extraterrestres
y de naves de última moda,
pero entre la gente hay espacios,
o ¿son agujeros negros?,
espacios en que uno se puede colar,
espacios que se pueden explotar,
espacios por donde puedes circular,
y espacios que se pueden agrandar,
y al final, entra tú y tus miserias,
entras tú y con tu cuerpo,
y entras tú y en forma de fantasma.
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