Es fácil caer en la inmediatez del momento y si tengo hambre pues me zampo un espléndido helado o cualquier otra cosa que me apetezca. Y en cambio ayer estaba por el tema del adelgazamiento y por tanto por cuidar mi dieta. Y eso es lo que me pasa a mi y además no tengo disculpa, no puedo decir que lo hice sin querer, pues fui consciente en medio del acto de zamparme el helado y aún así seguí y seguí comiéndolo. Así poco puedo durar en mis promesas, si al día siguiente me traiciono.
O sea que si esa es mi palabra, entonces más vale no prometer nada. Claro que en las dietas pasa lo de siempre, te tienes que quitar de lo más rico y lo más rico en ésta época, son los helados y mientras no se demuestre lo contrario. Me pasa lo mismo con la fruta, pues cuando llega la fruta de temporada, como puedo quitarme de delante, las ricas cerezas o los jugosos melocotones o los nísperos o las fresas. Simplemente no puedo y al final hago media dieta y por tanto adelgazo, justo la mitad de mi objetivo.
De cosas dulces ya me da más igual el no poder comer. Pero esa fruta jugosa y rica, es casi imposible que no acabe en mi boca. Y hay frutas que engordan y engordan mucho, como por ejemplo las uvas o los plátanos, pero quién es capaz de aguantar la tentación de los dioses y un rico racimo de uva, es como lo de Eva con su manzana, que pecas. Y yo los helados no puedo tenerlos en casa, pues ahora aún me medí en su cuantía, pero de noche, uy¡¡ de noche, de noche me transformo en un devorador de helados y si hay una tarrina llena de rico helado, me la como y me la devoro y al carajo el rico helado.
O sea que si esa es mi palabra, entonces más vale no prometer nada. Claro que en las dietas pasa lo de siempre, te tienes que quitar de lo más rico y lo más rico en ésta época, son los helados y mientras no se demuestre lo contrario. Me pasa lo mismo con la fruta, pues cuando llega la fruta de temporada, como puedo quitarme de delante, las ricas cerezas o los jugosos melocotones o los nísperos o las fresas. Simplemente no puedo y al final hago media dieta y por tanto adelgazo, justo la mitad de mi objetivo.De cosas dulces ya me da más igual el no poder comer. Pero esa fruta jugosa y rica, es casi imposible que no acabe en mi boca. Y hay frutas que engordan y engordan mucho, como por ejemplo las uvas o los plátanos, pero quién es capaz de aguantar la tentación de los dioses y un rico racimo de uva, es como lo de Eva con su manzana, que pecas. Y yo los helados no puedo tenerlos en casa, pues ahora aún me medí en su cuantía, pero de noche, uy¡¡ de noche, de noche me transformo en un devorador de helados y si hay una tarrina llena de rico helado, me la como y me la devoro y al carajo el rico helado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario