¿TODO BIEN?

Hay personas que tienen la manía de arriesgarse con el saludo y en cambio de quedarse, con unos buenos días o un buenas noches o un hola y ya está, van y se arriesgan a decirte; ¿qué tal te va? o un ¿ todo bien? o ¿bien todo?. Y claro de primeras y en plan automático le dices, ¡bien! o va tirando. Y después de ese bien que ha salido por tu boca, te pones a pensar si realmente estás bien  y sino lo estás, te preguntas el porqué dijiste bien. Como decía un cuñado que tengo: "estoy  bien o prefieres que te lo cuente".

Porqué a estos seguidores del positivismo callejero había que darles un escarmiento, pues casi te obligan a decir que estás bien y a lo mejor estás hecho una mierda. Y un día habrá que soltarle un chaparrón de tus agobios y para que se le quiten las ganas de tanto bien. Saludar es una cosa y desear unos buenos días está dentro de lo razonable, pero meterse en profundidades sobre tu estado de ánimo, ya es una cosa muy diferente. Aunque a veces, hay que reconocerlo, esa pregunta del ¿todo bien?, es la que sirve para que te  actives.

De buena mañana te la preguntan y con la empanada que llevas encima, aún no te has preguntado el como te encuentras. Y esa pregunta te dispara las alarmas y ya te ves obligado a saber el como te encuentras. Si te encuentras bien, no le das más importancia, ahora si te encuentras bajo de ánimo, te cagas en el huevón que te hizo la pregunta. Porque hay días en que prefieres no saber tu estado de ánimo y supongo que será porque no lo tienes y a lo mejor tú único deseo es que ese día pase y que pase sin más historia. Y ese día esa pregunta te deja por los suelos. Con un Buenos días o un hola, llega y llega de sobra y los positivistas trascendentales que se vayan directamente al carajo, ¡Hostia!.

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JULIO CORTÁZAR