LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES

Ayer fue 25 de Abril, una gran día de entre mis recuerdos. La revolución portuguesa de los claveles, que al final no fue ni revolución ni hostias benditas. Con solo echar un ojo a Portugal ya entendéis lo que os quiero decir, pues ahora es un país penoso y triste, es un país endeudado hasta las cejas y como es habitual en el mundo capitalista de hoy en día, las diferencias sociales son abismales. Vamos no tan diferente de los que se está viviendo en España, al fin y al cabo, somos primos hermanos y lo somos hasta en las desgracias.

Pero bueno, la revolución de los claveles, fue un oasis en medio del desierto. Pues de aquellas ya casi no quedaban en el mundo idealismos que más o menos se cumplieran. Creo que solo quedaba el Sandinismo en Nicaragua como antorcha revolucionaria. Y eso de ver a un ejército que no dispara balas y en cambio de balas les ponían claveles y que ese mismo ejército no disparaba contra el pueblo y que se sumaba a la lucha por las libertades, pues ponía la carne de gallina. Y el "Grandola vila morena" y como música de fondo y el hecho de que fuera aquí al lado, justo al otro lado de una frontera.

Yo como soy medio portugués (nací en Vigo, que está pegado a Portugal), pues ésta revolución me dio en el centro de mi corazón y como siempre que algo te da en el corazón, te deja apapostiado. No era capaz  de ver que aquello no era real y que seguían los mismos en el poder, solo que vestidos de demócratas. Sólo veía imágenes e imágenes de soldados uniformados y a los que la gente le ponía claveles en sus fusiles. Demasiado cerca y cuando algo toca demasiado cerca, se pierde la perspectiva de las cosas.

Pero ahora quién me quita aquél sentimiento tan fuerte que tuve. Y ahora soy consciente de que me dejé llevar por el engaño, pero si siempre fuéramos tan racionales, no tendríamos sitio para los sentimientos. Y eso fue para mi, la revolución de los claveles, un sentimiento o un deseo de que por fin desaparecieran los ejércitos de la tierra y de que el ser humano por fin fuera el protagonista de la historia. Fue un sueño y un sueño de una noche de primavera, pero que me quiten lo bailado, fue un bonito y precioso sueño y eso ya no hay quién me lo quite. ¡¡¡Viva la revolución de los claveles!!!.

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JULIO CORTÁZAR