
Pasar todo pasa,
y pasa la vida y pasan los días,
y pasa gente por las calles,
y pasan los coches entre semáforos,
y gritos, bocinas y voces,
y yo doy un paso más y hacia delante,
y cruzo y ando y corro,
y llego por poco,
me siento y respiro a fondo,
y bajo las frecuencia de mis latidos,
y estoy dentro de una cloaca,
y de nuevo ruidos y más ruidos,
y el vagón del metro se acelera,
y se frena y se para,
y bajo y ando,
y no miro a nadie,
pues todos somos zombis del mismo cementerio,
y por fin, salgo a la superficie,
y por esa boca que siempre vomita,
y ahora cojo el aire ya menos viciado,
y avanzo por los callejones del miedo,
y muerte y jeringuillas por el suelo,
y basura nunca reciclada,
y una rata que pasa y dos y tres,
y bolsas de plástico levantadas por el aire,
y ya casi llego,
no sé adonde, pero casi llego,
quizá llegue a la esencia en la que vivimos,
al límite o a la frontera,
entre lo vivo y lo muerto,
y la verdad, es que siempre me pregunto,
¿en
que lado estoy de la barrera?
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