¿Tanto miedo tenemos a la muerte que ante ella engrandecemos las cosas?. Porque desde ayer estamos sufriendo el bombardeo de la muerte de un entrenador de fútbol, de Tito Vilanova el que fue entrenador del Barcelona. Y ahora y como siempre pasa ante estos hechos, resulta que fue un entrenador para la historia y ya veréis como éste calificativo solo le dura dos días y hasta que su carne esté fría del todo. Primero que ante el hecho de la muerte se tiende a exagerar mucho y se sacan las cosas de quicio.Pues mi primer pensamiento es que éste hombre fue un entrenador más y que tuvo el mérito de entrenar al Barcelona y punto y ya no hay más y que ya es bastante y que ya es suficiente. Pero no, ahora se le enmarca como uno de los mejores entrenadores del mundo y con ese punto épico de haber luchado contra el cáncer. Y éste último punto lo tiene, pero lo tiene tanto como otros luchadores anónimos. Cuantos sin nombre hay que lucharon y luchan contra el Cáncer. Por desgracia son legión y son millones de seres humanos.
El miedo a la muerte produce un punto de resquicio sentimental y por donde entran sentimientos de pena ajena, pero en la también entran miedos propios. Y eso bien aderezado de imprescindible sentimentalismo sensiblero penetra en nuestro cerebro y nos hace ser más vulnerables. ¿Porque al fin y al cabo de qué conocemos a Tito Vilanova?, de nada y solo lo conocemos de lo que ponen los periódicos. Y nos venden que aguantó estoicamente su proceso canceroso y yo me pregunto: ¿quién sabe en realidad como aguantó su proceso?, pues seguramente solo él y algún miembro de su familia cercana lo sabrá.
Pero bueno, nos venden lo que nos gusta creer y si queremos creer que el tal Tito Vilanova fue un grandisimo entrenador de fútbol y que afrontó la muerte como un héroe, pues no hay nada mejor que los periódicos para darle ese tono heroico y sensacionalista. Pobre tío y porque lo debió pasar muy mal, pero de eso nadie se acuerda, en la mal que lo tuvo que pasar, esto tema tan sufrido se cubre con una capa de ensalzamientos superficiales y banales. Pobre tío, pero tengo que decir, que tan pobre como los millones que mueren anónimamente por el cáncer y eso no le quita el posible mérito que tiene.Somos una sociedad que no asume la muerte. No somos capaces de asumirla y sabemos que está, pero seguimos marginándola. Fue mala suerte, o así Dios lo quiso y casi nunca es porque la muerte forma parte del mismo proceso vital, hay vida y hay muerte y hay muerte y hay vida y sin lo uno no hay lo otro y por tanto el morir es consecuencia de haber vivido. Supongo que nunca estaremos preparados suficientemente para la muerte, pero eso no quita que intentemos dar pasos para poder entenderla. Al fin y al cabo, ¿quién sabe que es la muerte?. A lo mejor la muerte es más placentera que la misma vida o no. ¿Quién sabe?.
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