Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Eso me pasa a mi, que de tantos cabezazos que me doy contra las paredes, que tengo una fisura en mi cráneo y por ahí empiezan a salir mis sesos. Y he dicho sesos y no sexo, el sexo sale por otro lado. Como esos curitas que en tiempos vendían los portugueses y que les tirabas del hilo que iba por debajo de la sotana y se empalmaba el curita y por tanto se levantaba la tienda de campaña. Ya sabían los portugueses de que iban los curitas, vamos como lo sabemos todos, pero como somos como somos, nos lo callamos.
Me acuerdo que una prima lejana y tan lejana que ya no me acuerdo de su nombre, pues se lió con el curita de su pueblo, que debía tener 200 habitantes. Los dos debían rondar la cincuentena y el cura que era un salido de pelotas, se debió enamorar de las delanteras de mi prima, pues eran grandes y espléndidas. Y al principio no pasó nada, bueno supongo que estarían ocupados follando en la cama, en la Iglesia y hasta en la pila bautismal. Pero al pasar un año el curita y mi parienta, empezaron a cabrearse entre ellos ( lo lógico y lo humano después de ese tiempo), y con cada cabreo el cura desaparecía un par de días. Y así hasta que alguien descubrió que el curita, seguramente lo descubrió alguien que también se iba de putas, cuando se cabreaba, se iba de Putas y allí se follaba hasta las farolas.
Y claro y como tonto no era, pues de cada vez se cabreaba más veces y por tanto aumentaba la frecuencia de irse de putas. Y parecía tonto cuando lo compramos y ¡manda carallo con el tío!. Pues no sé como acabó la cosa, pero me supongo que mal. En el fondo es el mismo mecanismo que utilizan los alcohólicos o borrachos, si en casa no se puede privar, se monta una buena bronca y se van de casa dando un portazo y para que se vea que están muy cabreados, y después se dirigen directamente al Bar y a privar. Y es que además por el cabreo que cogen, ya tienen un buen motivo para ponerse ciegos como un piojos. ¡Así es la vida y así os la cuento!.
Me acuerdo que una prima lejana y tan lejana que ya no me acuerdo de su nombre, pues se lió con el curita de su pueblo, que debía tener 200 habitantes. Los dos debían rondar la cincuentena y el cura que era un salido de pelotas, se debió enamorar de las delanteras de mi prima, pues eran grandes y espléndidas. Y al principio no pasó nada, bueno supongo que estarían ocupados follando en la cama, en la Iglesia y hasta en la pila bautismal. Pero al pasar un año el curita y mi parienta, empezaron a cabrearse entre ellos ( lo lógico y lo humano después de ese tiempo), y con cada cabreo el cura desaparecía un par de días. Y así hasta que alguien descubrió que el curita, seguramente lo descubrió alguien que también se iba de putas, cuando se cabreaba, se iba de Putas y allí se follaba hasta las farolas.Y claro y como tonto no era, pues de cada vez se cabreaba más veces y por tanto aumentaba la frecuencia de irse de putas. Y parecía tonto cuando lo compramos y ¡manda carallo con el tío!. Pues no sé como acabó la cosa, pero me supongo que mal. En el fondo es el mismo mecanismo que utilizan los alcohólicos o borrachos, si en casa no se puede privar, se monta una buena bronca y se van de casa dando un portazo y para que se vea que están muy cabreados, y después se dirigen directamente al Bar y a privar. Y es que además por el cabreo que cogen, ya tienen un buen motivo para ponerse ciegos como un piojos. ¡Así es la vida y así os la cuento!.
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