CLÍNICAS Y CLÍNICAS

Después dicen que algunos hablamos mal de las Clínicas Privadas y yo creo, que es para hablar peor. Yo soy médico o eso creo y el día en que decidí meterme en esa jungla pastelera que es la Medicina Privada, creo y estoy convencido de ello, que estaba en una profunda, pero profundísima depresión. Bueno en realidad no tenía otro remedio si quería más pasta. La asquerosa pasta es la culpable, me cago en la pasta y en el euro y en el dólar y en la madre que los parió a todos. Como veis estoy profundamente cabreado con éste negociete. Y todo es porque venden el pescado como fresco y en realidad, está más podrido que los gusanos de un muerto.

Casi nadie tiene un título como toca. Es decir tienen unTitulín que aquí no sirve y que a veces puede ser verdadero, pero lógicamente será menos probable, que sea cierto. Estoy rodeado de sudacas y como comprendereis me da tan igual que sean sudacas que si fueran chinos de Taiwan, pero no me dan igual sus conocimientos, pues algunos venden duros a pesetas. Y es que además rezuman ideología de empresa y eso de que yo estoy contenta si la empresa ingresa dinero y tal como me dijo a mi, la directora médica. Pues yo no y porque se ingresa metiendo muchos pufos.

 ¿Y eso que significa?, pues significa ingresos fantasmas y por razones inventadas. Eso significa radiografías por doquier y porque si alguien tiene gases, pues quiero ver tus gases por radiografía. Eso significa radiar a niños y cuando no es necesario. Eso significa ingresos en la UCI a tíos a los se les lleva el desayuno y el periódico del día y tal como si estuvieran en un hotel de lujo. Y gastos y gastos y más gastos y que no son necesarios. Pero éste es el lujo de la Medicina privada, el que todo está muy puestito y colocadito. Claro que el que quiere mamar de éste teta, es porque quiere y puede.

A mi las Clínicas Privadas me recuerdan a las telenovelas y porque todo es un folletín y bien puesto y lujo de pacotilla y flores y más flores y todo es bonito y bello. Ahora supongo que la factura que les pasan a esos clientes también será muy bella. Pero lo dicho, en realidad es un lujo de cartón piedra. Pero yo desde luego no tengo la culpa de ello, pues como dije, no tengo otro remedio. Pero eso sí, no deja de reconcomerme la conciencia y me cuesta mucho y mucho el tener que mirar para otro lado.

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JULIO CORTÁZAR