EL DUQUE EMPALMADO

Pues nada, ¡qué buenos días, coño!. Hoy es Jueves y día 22 de Mayo y por aquí sigue la nube perpetua y como siga así, va haber una Rissaga que se va a llevar a la Isla por delante. Pues YO saliente de guardia y hoy  estoy de avión (que no es iguala estar volado, que también, pero ahora no es el caso) y eso significa guardia localizada, por tanto estoy en mi santa casa esperando que no me llamen, claro. Lo de estar de avión, es porque voy en avión para hacer traslados urgentes a la gran Isla de éste archipiélago, que es Mallorca. O sea que aquí en Menorca hay un buen Hospital, pero que no tiene todas las especialidades y éstas están centralizadas en Palma de Mallorca.

Sí es la misma ciudad que tiene como Duque, al Urdangarín. Ese tío que decía en sus correos, que el era el Duque de Palma, pero él como era muy chistoso y prepotente ponía, que era el Duque empalmado. ¿Se entiende la sutileza?. Ay¡¡ que me meo de la risa. Qué gracioso el Duque, ¡verdad!. Y no sé porqué lo tienen enchironado, pues a ver, que levante la mano quién en aquellos tiempos no tan  lejanos y en éste país y el gran paraíso de los chorizos, no  había metido la mano en la buchaca (bolsillo) del dinero público. Bueno a éste elemento lo pillaron por prepotente y por listillo
y no sé si por graciosillo.

Él se las daba de que nunca lo iban a pillar, pues como parte de la familia real, era casi imposible. Pero señores la vida a veces es justa, y lógicamente y en consecuencia, tienen que pagar los pecadores por sus pecados. Ya se ha salvado por su sangre azul la princesita o sea su mujer y Presidenta de todo el contubernio empresarial que tenía montado el Urdangarín de marras y sus amiguitos. Y ella como Presidenta de su ilustrísima empresa, no sabía nada del choriceo y tampoco sabía lo que firmaba, ni de lo que hablaba, ni de lo que soñaba y por supuesto ella era una pobre víctima de la maldad de su marido.¡ Hay que joderse!. Y como tonta no es, yo creo que hay que pensar mal y ésta princesita debía estar con su marido en chirona y punto y pelota.

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JULIO CORTÁZAR