ACAMPADA LIBRE

Qué no decaiga la fiesta, que siga y que siga hasta la madrugada. Y todos como locos bailando y alrededor de la hoguera y venga a darle a la botella y pásamela tío que tengo sed. Y ahora dame una calada del canuto y una calada y un trago y un trago y una calada y así hasta el amanecer. Acampada, se llamaba la cosa. Acampada libre, que dejó de ser libre en cuanto aparecieron las hordas ciudadanas y arrasaron con todo, con los pinos, con las dunas y se dedicaron a esparcir mierda de la basura.

Ahí se acabó la Acampada libre y pasó a ser la locura colectiva. Si señor, hubo tiempos ha, en donde se podía acampar libremente y sólo tenías que cuidar lo que tenías a tu alrededor, ni más ni menos o sea recoger la puta basura y no destrozar los árboles y para ser quemados. Pues nada que después llegó la civilización y como llegó en hordas asalvajadas, todo se jodió. O sea que a mi no me hablen de libertad humana cuando hay un mogollón. Unos pocos vale, pero muchos nos hacemos bestias salvajes.

Al final todo acabó como tiene que acabar siempre. Terreno acotado y privado y si quieres acampar tendrás que pagar. Porque si además llamabas la atención a alguien, que dios te cogiera confesado antes de morir. Salvajismo es poco, jauría es más aproximado. Jauría de lobos sedientos de basura y de romper pinos. Es triste pero la realidad es así. Y ahora han pasado los años y lo que se ha conseguido es no poder acampar libremente y me alegro de ello, pues si ser libre significa tener que arrasar, yo prefiero pagar y punto o sino quedarme tranquilamente en casa.

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JULIO CORTÁZAR