LA HIEDRA

Si ya lo decía mi Padre: "hijo quita la hiedra del muro". Y el muro tenía huevos, el muro rodeaba 8.000 metros de finca y al puto muro, que era de grandes bloques de granito, la hiedra lo penetraba y lo violaba y se agarraba él de tal manera que tirabas de la hiedra y se caía parte del muro. Y así tardes y tardes y venga a tirar de la hiedra y el muro poco a poco iba adelgazando. Pues digamos que  los malos pensamientos se agarran a nosotros como la hiedra y no voy en plan cristiano, de buenos y malos o de ángeles y demonios. Voy más allá y cuando hablo de malos pensamientos me refiero a esos que siempre tuviste y que siempre rechazaste, pero que siempre vuelven.

Es como cuando te decían que no podías bañarte con la comida encima. Pero siempre pensaste que eso era una manía de los viejos y por tanto, acabaste bañándote igual. O cuando te gustaba alguien prohibido, una supertía de lo que estaban todos colgados. Y tú te mirabas en el espejo y te decías: es imposible que ésta tía se fije en mi. Y a mí y como excepción a la regla, sólo me pasó una vez. La supertía se lanzó a mi cuello y yo simplemente me dejé llevar, pero eso sí sabiendo que en ese momento la tía debía estar ciega por algo o con algo y porque no me cabía en la cabeza.

Pero bueno, aproveché lo que pude, ¡no todos las días te cae una supertía encima!. Pero la relación que esto tiene con la hiedra ya no sé cual es, empecé bien, pero después me perdí. Supongo que será que a la tía en cuanto le pasó su ciego por mi, lógicamente me desdeñó. Y yo sabiendo que no había vuelta de hoja, aún así y por un corto tiempo, seguí colgado de la supertía. Pues eso coño, que como la hiedra la tía entró en mi alma y casi me chupa toda la sangre. y éste es otro tipo de pensamiento malo y el cual no sé debía de tener.

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JULIO CORTÁZAR