Yo sé qué no soy un tío normal, pero tampoco soy anormal o paranormal o supranormal o subnormal, pues en realidad soy simplemente un ser atípico. Atípico como un virus asesino y por tanto el resultado final , es que soy un ser imprevisible. Supongo que los pocos que leyeron todo el tocho íntegro de lo que escribí, habrán encontrado razonamientos y pensamientos repetitivos y entonces pueden saber mejor por donde yo me muevo. Pero el resto ni papa de lo que voy y lo digo sin trampa ni cartón, pues yo también muchas veces no sé de lo que voy.
Atípico como un virus, atípico como el rayo verde, atípico como la capa de ozono. Soy un animal atípico y estoy orgulloso de ello. Podía decir persona, pero ser persona es demasiado para mi cuerpo y prefiero ser animal o cosa. Cosa como la cosa, pues a veces me transformo en un gigante de dos cabezas y crezco y aumento de tamaño. En cierta medida y gracias al poder de mis transformaciones, logro ver el mundo desde otras dimensiones y mi perspectiva favorita es verlo desde el interior de las personas. Desde sus entrañas o desde su alma y eso me engrandece y me hace ser más gigante.
Atípico por raro, atípico de ir a su aire o a su bola, atípico por empezar a escribir a los 56 años, atípico como la tuberculosis atípica, esa misma que se llevó por delante a millones de personas. Pero yo no soy tan mortífero, ataco y muerdo pero no paso de ello, vamos que no destrozo cuerpos humanos ni chupo los ojos de nadie, yo con morder ya me quedo contento, hago daño y dejo mis dientes clavados. O sea que marco el territorio como hacen los perros y los lobos y si alguien se atreve a mear en mi territorio, lo siento mucho, pero tendré que cortarle los huevos y por supuesto, la polla
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Atípico como un virus, atípico como el rayo verde, atípico como la capa de ozono. Soy un animal atípico y estoy orgulloso de ello. Podía decir persona, pero ser persona es demasiado para mi cuerpo y prefiero ser animal o cosa. Cosa como la cosa, pues a veces me transformo en un gigante de dos cabezas y crezco y aumento de tamaño. En cierta medida y gracias al poder de mis transformaciones, logro ver el mundo desde otras dimensiones y mi perspectiva favorita es verlo desde el interior de las personas. Desde sus entrañas o desde su alma y eso me engrandece y me hace ser más gigante.Atípico por raro, atípico de ir a su aire o a su bola, atípico por empezar a escribir a los 56 años, atípico como la tuberculosis atípica, esa misma que se llevó por delante a millones de personas. Pero yo no soy tan mortífero, ataco y muerdo pero no paso de ello, vamos que no destrozo cuerpos humanos ni chupo los ojos de nadie, yo con morder ya me quedo contento, hago daño y dejo mis dientes clavados. O sea que marco el territorio como hacen los perros y los lobos y si alguien se atreve a mear en mi territorio, lo siento mucho, pero tendré que cortarle los huevos y por supuesto, la polla
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