A lo tonto, a lo tonto, ya son las 4 de la tarde. La mañana fue desquiciante, papel tras papel y para poner la guinda en el pastel, tuve que ir a comprar al Metadona. Compra rápida y a toda hostia y el carro lleno en media hora. ¡Y el papeleo!, ese que estimula mi mala hostia más profunda. Impotencia, rabia, pérdida de tiempo y un gran cabreo, todo un completo. Y es que además ahora y en éstas épocas donde arrasa el Internet, todo se gestiona a través de él y los oficinistas o funcionarios cada vez más parecen adornos ornamentales.
Porque al parecer ahora sólo están para recibir los papeles definitivos y que tú has hecho y que previamente has bajado del Internet. Y los rellenaste y fuiste al Banco a pagar no sé que tasas. Porque antes aún tenía un trago el asunto, porque el funcionario se encargaba de todo o de casi todo y entonces comprendías que de alguna forma había que pagar unas tasas. Pero ahora no, ahora todo lo haces tú y el funcionario sólo pone el sello definitivo, vamos como si ese sello fuera un premio a tú gestión.
Porque al parecer ahora sólo están para recibir los papeles definitivos y que tú has hecho y que previamente has bajado del Internet. Y los rellenaste y fuiste al Banco a pagar no sé que tasas. Porque antes aún tenía un trago el asunto, porque el funcionario se encargaba de todo o de casi todo y entonces comprendías que de alguna forma había que pagar unas tasas. Pero ahora no, ahora todo lo haces tú y el funcionario sólo pone el sello definitivo, vamos como si ese sello fuera un premio a tú gestión.
Y yo no necesito premios, necesito que el papeleo se acabe de una vez por todas. Y claro, sin tasas, pues las tasas incrementan cada año y además se incrementan por hacer tú toda la gestión. Señores que se trata de que el Estado está para servirnos y no para el contrario. El Estado se ha convertido en una losa muy pesada y con un caparazón impenetrable. ¡Joder!, que con el tema del Internet nos están haciendo perder los derechos más elementales a los contribuyentes y que se ande con mucho cuidado el funcionariado, pues a éste paso gran parte de él, van a adquirir el carnet del parado. ¡El que avisa no es traidor!.
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