Estaba viendo de causalidad, españoles por el mundo y lo digo, porque no lo veo nunca y había una tía que estaba en las Maldivas y la tía mostraba la belleza de las islas y nos enseñó su debilidad, las Mantas. Como decía la tía una maravilla y por sus delicados y espléndidos movimientos. Y yo pensé, entonces las Mantas se parecen a mi, pues mis movimientos son espléndidos y también son delicados, aunque en realidad pienso que soy un poco patoso.
Y eso que intento pasar desapercibido, pero siempre alguien me pilla y se cuelga de un gesto suelto. Me acuerdo que hace muchos años y en una acampada en la Isla de Ons (Galicia), que fuimos a dar una vuelta desde la playa hacia los acantilados y con nosotros fue una tía de la que me quedé enamorado y me quedé enamorado de como se movía a cada paso. De la cara no me acuerdo, en cambio si me acuerdo como apoyaba un pie tras otro y con esa delicadeza, que ahora pienso que estaba estudiado, pero de aquellas el peta fumado y compartido era demasiado fuerte y pensé que todo era espontáneo. Por tanto es pausible enamorarse de los gestos y de los movimientos de una persona.
Igual que te enamoras de una sonrisa o de un gesto o de una mirada. Hombre el envase que hace ese gesto, también debe gustarte, gustarte pero no enamorarte. Es más yo estoy convencido de que te enamoras sólo de una cosa, una cosa que está por encima del resto. Del como habla o del como piensa o de una parte de lo físico y claro, si el envase es agradable o no, no importa si a ti te lo parece, pues con eso llega para lanzarse directamente en sus brazos. Años después piensas y ¿como me pude enamorar de aquella tía? y entonces recuerdas que toda la culpa la tuvo un gesto o una mirada o la caída de sus pestañas.
Y eso que intento pasar desapercibido, pero siempre alguien me pilla y se cuelga de un gesto suelto. Me acuerdo que hace muchos años y en una acampada en la Isla de Ons (Galicia), que fuimos a dar una vuelta desde la playa hacia los acantilados y con nosotros fue una tía de la que me quedé enamorado y me quedé enamorado de como se movía a cada paso. De la cara no me acuerdo, en cambio si me acuerdo como apoyaba un pie tras otro y con esa delicadeza, que ahora pienso que estaba estudiado, pero de aquellas el peta fumado y compartido era demasiado fuerte y pensé que todo era espontáneo. Por tanto es pausible enamorarse de los gestos y de los movimientos de una persona.Igual que te enamoras de una sonrisa o de un gesto o de una mirada. Hombre el envase que hace ese gesto, también debe gustarte, gustarte pero no enamorarte. Es más yo estoy convencido de que te enamoras sólo de una cosa, una cosa que está por encima del resto. Del como habla o del como piensa o de una parte de lo físico y claro, si el envase es agradable o no, no importa si a ti te lo parece, pues con eso llega para lanzarse directamente en sus brazos. Años después piensas y ¿como me pude enamorar de aquella tía? y entonces recuerdas que toda la culpa la tuvo un gesto o una mirada o la caída de sus pestañas.
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