UN DÍA CUALQUIERA DE VACACIONES

Tanto me las prometía yo. Tanto que cuando estuviera aquí, aquí en Chiclana, las letras y los párrofos se escribirían por si solos y sin necesidad de ningún esfuerzo extra. Pues nada que ha sido cambiar de sitio y de atuendo y a la musa le está costando llegar hasta mí, llega y asoma un dedo, pero cuando tiro del dedo me quedo con la sensación de que es un dedo fantasma. Son pequeñas ráfagas de inspiración fugaz y parecen como niños que solo quieren jugar al escondite conmigo. Y me pasan cosas por mi cabeza y pasan y pasan pero no entran y es como si mi musa, me dijera: tío, yo también tengo derecho a unas vacaciones.

Y yo no digo que no, pero en los tiempos en que estamos viviendo, se nos exige un poco más que de costumbre. Y si a mi se me exige coger vacaciones de verano 6 meses antes, pues yo me creo con todo el derecho a exigirle a mi musa lo mismo, en el mes de Enero dime cuando te vas de vacaciones, querida y sino me lo dices, rompemos el contrato. Porque al fin y al cabo se trata de eso, de un simple contrato mercantil y si tú me das y yo te correspondo y sino me das nada, pues te vas directamente al carajo.

Y mientras yo estoy a la sombra de los pinos, de los frondosos pinos mediterráneos y podía definirme como uno de los hombres más felices de la tierra, pero si pero también no y lo soy y en gran parte, pero me falta la parte más intensa e interna, la de los pensamientos y la de los sentimientos. Porque juntos si que podríamos ser la hostia y la hostia en verso. Pero mientras la sombra me cobije del calor agobiante de afuera y me acaricie la brisa marina, que le puedo yo pedir al mundo, que no sea que me deje en paz y como se dice, disfrutando del entorno.


Y porque si esto no es el paraíso, entonces es que se confundieron cuando hicieron la película del paraíso terrenal y tengo que decirlo, el paraíso terrenal está aquí, en Chiclana y en concreto en el Pinar de los Franceses y no digo el número porque si no sé que esto dejaría ser un paraíso y se convertiría en una gran superficie..

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JULIO CORTÁZAR