Y ya estoy de vuelta, de vuelta de todo, pero en éste caso de vuelta de ver a los aviones rasantes. Y como pasa muchas veces, que a mi hijo le daba miedo, por el ruido ensordecedor y porque parecía que se iban a fostiar y en cambio a mi, que fui sin ganas, me empecé a entusiarmar con sus números acrobáticos. Ya se sabe, el adulto que acompaña al chico al circo y al final, el que se queda prendado es el adulto. Bueno lo del circo en mi caso es un ejemplo que no vale, pues nunca me gustaron los circos y eso que de pequeño fui a muchos.

Pero creo que mi padre me llevaba por eso, porque a él le gustaba, pues lo que era por mi parte apenas ponía entusiasmo. Es más me buscaba falsas coartadas y todo era porque los Circos tienen su trastienda y esa era la parte que no me gustaba del circo. Ver las caravanas de coches y camiones y los trajes descoloridos que llevaban, me daba un olor y sabor a miseria y a pobreza que no podía con ellas. Me angustiaba, me deprimía y hasta los leones todos despeluchados, me resultaban grotescos.
Aparte que a mi nunca me fue lo de los tíos o tías que se colgaban de un cable, o los que se tiraban puñales alrededor del cuerpo o los que andaban en bicicletas con una sola rueda y los payasos de circo menos me estimulaban, pues no podía encontrarle la gracia a tener que vivir rodeados de tanta miseria. A mi sinceramente los circos me ponían triste y lánguido y ese era mi ánimo y del cual no salía hasta abandonar el puto circo. Pero lo de los Aviones sí que me ha gustado y por supuesto más que a mi hijo pequeño. Se repiten los ciclos vitales y ahora soy yo mi padre y mi hijo soy yo cuando era pequeñito.

Pero creo que mi padre me llevaba por eso, porque a él le gustaba, pues lo que era por mi parte apenas ponía entusiasmo. Es más me buscaba falsas coartadas y todo era porque los Circos tienen su trastienda y esa era la parte que no me gustaba del circo. Ver las caravanas de coches y camiones y los trajes descoloridos que llevaban, me daba un olor y sabor a miseria y a pobreza que no podía con ellas. Me angustiaba, me deprimía y hasta los leones todos despeluchados, me resultaban grotescos.
Aparte que a mi nunca me fue lo de los tíos o tías que se colgaban de un cable, o los que se tiraban puñales alrededor del cuerpo o los que andaban en bicicletas con una sola rueda y los payasos de circo menos me estimulaban, pues no podía encontrarle la gracia a tener que vivir rodeados de tanta miseria. A mi sinceramente los circos me ponían triste y lánguido y ese era mi ánimo y del cual no salía hasta abandonar el puto circo. Pero lo de los Aviones sí que me ha gustado y por supuesto más que a mi hijo pequeño. Se repiten los ciclos vitales y ahora soy yo mi padre y mi hijo soy yo cuando era pequeñito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario