Me fui a la nevera a papear algo y nada, no hay nada de nada y es que era una nevera más pobre que la de un yonqui. Por lo menos los yonquis siempre tienen dos o tres yogures caducados, pues yo ni eso, ni tampoco fruta, ni fiambres, en fin, una nevera más que vacía, y enfriando la nada. Y queda una semana para que se acabe el mes y bueno quedan algunas cositas sueltas, pero no son de nevera y además no son para comer a media tarde, son para ser cocinadas previamente.
No sé si me aguantaré y no me va quedar otro remedio, que tener que dar un palo en el supermercado, el hambre manda sobre tus principios y ante el hambre no hay amigos, ni amor, ni honradez, nada más que hay hambre. Y eso de ir a saquear el supermercado me trae recuerdos, me acuerdo de aquellos tiempos en que lo hacíamos cada fin de semana, pero no era comida, era bebida depravada, vino, wiski, ginebra o ron. Y en todos los bolsillos cabía una botella y no me explico el porqué no nos pillaron más veces.
No sé si me aguantaré y no me va quedar otro remedio, que tener que dar un palo en el supermercado, el hambre manda sobre tus principios y ante el hambre no hay amigos, ni amor, ni honradez, nada más que hay hambre. Y eso de ir a saquear el supermercado me trae recuerdos, me acuerdo de aquellos tiempos en que lo hacíamos cada fin de semana, pero no era comida, era bebida depravada, vino, wiski, ginebra o ron. Y en todos los bolsillos cabía una botella y no me explico el porqué no nos pillaron más veces.
Porqué en alguna si nos pillaron y después y en el mejor de los casos, tocó pagar lo robado a tocateja. También era más fácil que ahora, pues bastaba con cambiar la etiqueta que llevaba el precio y poner uno a precio de saldo. Y los mejores vinos y licores y a la salud de los ladrones. Ahora ya no, ahora hace años que me he reformado, no soportaría la vergüenza de que me pillaran. Joder, ¡qué tiempos aquellos!.
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