DELICATESSEN

Si para comprender mejor las  cosas, tengo primero, que destruirlas y después abrirlas en canal y para comprender su funcionamiento, pues ¿que pasa?, que lo seguiré haciendo y así hasta que me muera. Después ya muerto, creo que ya no podré hacer nada, por lo menos en el terreno del pensamiento. Muerto, muerto, puedo hacer carreras de gusanos y esperar que los míos sean más rápidos que los del vecino de mi nicho, pero no puedo esperar mucho más, por lo menos hasta que no perfeccionen ese método de la resurrección.

Muerto y al hoyo o muerto a la incineradora. Si supiéramos donde van los muertos, todo resultaría más sencillo y porque a lo mejor, es mejor sitio que el que tenemos ahora. Porque yo soy optimista y porque dios me hizo así, pero viendo lo que hay a mi alrededor, era para cortase las venas. Sí, soy optimista, pues viendo lo que yo veo, quiero seguir viviendo y viviendo más que nunca en mi penosa y triste existencia. ¿Penosa? y ¿triste?, pues sí señor, ambas cosas, lo que pasa es que yo a la vida me la tomo con mucha filosofía y lo penoso y triste, lo reconvierto en algo cojonudo.

Yo tengo ese poder, dios me ha concedido el tener ese don y lo que para unos es llanto de penas, para mi son cantos de sirena. Y que nadie ose llamarme optimista de mierda y porque los optimistas de mierda, sólo ven al mundo desde el punto de vista que da el canuto y yo no soy de esos, yo veo la mierda y la siento, pero yo a la mierda la transformo en rica delicatessen y que después y como soy muy espléndido,
regalo al mundo.




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JULIO CORTÁZAR