Ya está, por hoy ya es la hora de cerrar el chiringuito y como soy muy educado, tengo que despedirme y daros las buenas noches. Antes, eso sí, hay que rezar de rodillas y darle las gracias al señor, nuestro dios, por tanto pecado que hay en el mundo. Porque vamos a ver, ¿que sería de nosotros sin tanto pecado?, pues que estaríamos muertos de aburrimiento, no hay cosa más aburrido en éste mundo que las bondades terrenales. Las celestiales no las conozco y eso que he tocado varias veces el cielo, pero nunca me dio tiempo a abrir su cremallera, pero cerca estuve.
Las bondades aburren y hasta aburren al que las hace y porque son empalagosas y les falta el salero o sea que no tienen gracia. Me recuerdan a como cuando te comes un huevo cocido sin sal, que no sabe a nada. Yo creo que fui bueno solo unas cuantas veces a lo largo de mi vida, pero sinceramente no me acuerdo en concreto de ninguna, en cambio de mis maldades me acuerdo de todas y hasta en sus últimos detalles y me encanta regocijarme con ellas.
¡Hombre! también recuerdo y muy bien, cuando yo fui el producto de alguna maldad ajena. Y no se me olvidan, ni tampoco me olvido de su cara y cuando pueda dar rienda suelta a mi venganza, cuidado porque temblará el mundo y el tío problema desaparecerá de la faz de la tierra. Sólo es cuestión de saber esperar y de saber que a todo cerdo le llega su San Martiño (que es el día en que se matan a los cerdos) y ese día seré el ser más feliz del planeta.
Las bondades aburren y hasta aburren al que las hace y porque son empalagosas y les falta el salero o sea que no tienen gracia. Me recuerdan a como cuando te comes un huevo cocido sin sal, que no sabe a nada. Yo creo que fui bueno solo unas cuantas veces a lo largo de mi vida, pero sinceramente no me acuerdo en concreto de ninguna, en cambio de mis maldades me acuerdo de todas y hasta en sus últimos detalles y me encanta regocijarme con ellas.¡Hombre! también recuerdo y muy bien, cuando yo fui el producto de alguna maldad ajena. Y no se me olvidan, ni tampoco me olvido de su cara y cuando pueda dar rienda suelta a mi venganza, cuidado porque temblará el mundo y el tío problema desaparecerá de la faz de la tierra. Sólo es cuestión de saber esperar y de saber que a todo cerdo le llega su San Martiño (que es el día en que se matan a los cerdos) y ese día seré el ser más feliz del planeta.
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