EL COMO DAR LAS MALAS NOTICIAS

Y me olvidaba que todo el rollo que me largué sobre los fracasos, venía a cuento de que hoy he ido al curso que tenía y no había nadie. Como se dice aquí, no había ni RES o sea nadie de nadie. Y bueno me lo tomé de esa forma en que primero me culpabilicé y al cabo de rato me dije, tú tío eres gilipollas y porque a éstas alturas no tienes esa necesidad de culpabilizarme y ponerte en plan llorón y masoca. Y de ahí viene todo el rollo que solté, que en otros tiempos si me hubiera desgarrado las vestiduras.

Aproveché para arreglar otros asuntos importantes y de nuevo volví a mi celda de castigo. Lo primero que hice al llegar a casa, pero ahora ya sin culpabilidades, fue el comprobar los correos electrónicos y pude ver con mis propios ojos, que era yo el que me había confundido de día y que es mañana día 26, el puto curso de mierda. Vamos que le vi el aspecto positivo al hecho de ir al curso que no era hoy. Y ya está y es que además si mañana no fuera tampoco pasaría nada, pero es verdad que sí, que quiero cumplir con mis compromisos.

El curso al fin y al cabo, es de como dar las malas noticias a los familiares o sea señora o señor, su hermana o hermano se ha quedado fiambre y tieso como una mojama. Y con éstas santas y cariñosas palabras, yo me voy defendiendo y sin hacer curso ninguno. Primero hay que decir muy clarito, que el tío o tía la ha pringado. Segundo, que todos nos tenemos que morir y por tanto, que le ha llegado su hora. Y tercero, que si quiere el teléfono de la funeraria que se vaya espabilando y que busque en la puta guía telefónica.

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JULIO CORTÁZAR