EL REY DE LA JUNGLA

No debo desesperarme, debo estar tranquilo y aposentado y me quedan solo unos días para salir de ésta selva de muebles y objetos perdidos. Vivo o sobrevivo en la jungla que es mi casa y yo soy Tarzán y solo me falta la mona Chita, porque la parienta de Tarzán, que no me acuerdo como se llamaba, fue un añadido posterior y para sedar un poco a Tarzán, es decir, para que no se fuera de puticlubs por la selva africana, pues jodía su imagen de rey de la selva.

Pues yo me siento igual que Tarzán y voy saltando de mueble en mueble y sin lianas ni nada y no emito aullidos como hacía él, yo emito bufidos de cabreo. Y también me siento como el otro rey que había en los anuncios, aquél guaperas que presumía de ser el rey de la cama y tampoco sé su nombre, ni quiero saberlo, lo único que sé, es que curraba en esa serie yanqui tan famosa que versaba sobre ambiciones ciegas y escabrosas. Un tal Lorenzo Lamas, creo que así se llamaba y la serie algo así, como Falcon Crest.

Pues yo me llamo Javier o Bruno Lamoso, ¡que coincidencia semántica!, de Lamas a Lamoso. Pero hasta ahí es donde coincido, en lo demás no nos parecemos en nada, ni en la guapura, ni en la imbecilidad que tenía el tío. Yo soy un tío más integro y claro, también mejor persona, ¡pero que envidia me daba en aquellos tiempos en que el tío ligaba hasta las moscas! y que por supuesto, a la cama se las llevaba.

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JULIO CORTÁZAR